Herederos del Tiempo es la novela que me ha hecho reconciliarme con la ciencia ficción como género literario.

Echaba de menos esas obras en las que el autor es capaz de conectarme con la historia y sus personajes tanto emocional como intelectualmente.

Esa habilidad para construir un vínculo con el lector que muy pocos escritores tienen, pero que una vez alcanzado, te sumerge hasta que pierdes la noción del tiempo.

El tiempo y el espacio

Herederos del Tiempo, de Adrian Tchaikovsky, va mucho de perder la noción del tiempo.

Porque la obra abarca un periodo inconmensurable para el lector y, a pesar de ello, consigue que no pierdas ni por un instante el interés por saber más acerca de lo que está por suceder.

También porque usa magistralmente la temporalidad para estructurar un relato que interconecta tiempos y lugares distantes haciéndolos accesibles para la mente de quien llega a sus páginas.

Dos historias entrelazadas con la batalla por la supervivencia como telón de fondo. Lo que nos empuja, como seres humanos, a seguir siempre mirando hacia adelante. Lo que nos mueve a seguir luchando con la intención, no ya de sobrevivir como individuos, sino de perdurar como especie.

Originalidad en la historia y su concepción

Si algo he de destacar de la obra de Tchaikovsky es su marcada originalidad. Desde Asimov, no recuerdo un autor capaz de jugar con tantos elementos comunes a las historias prototípicas de ciencia ficción que, a su vez, introduzca tantos elementos novedosos.

Lo maravilloso de su estructura es que nada desencaja, todo tiene una explicación plausible y el relato se desarrolla sobre las férreas vías de una realidad futura creíble.

Soy muy fan de la ciencia ficción capaz de equilibrar las justas dosis de ciencia para que la ficción no termine desbocándose.

Herederos del Tiempo aporta una receta de medidos ingredientes que deja un sabor en el lector de inconfundible valor: al acabarla sientes que has satisfecho tus ansias por conocer una historia asombrosa y, al mismo tiempo, comienzas a notar la melancolía por decirle adiós a quienes te acompañaron en esta epopeya de magnitudes majestuosas.

Gigantes

Hay una cita recurrente a lo largo de toda la novela, de origen antiguo y muchas veces discutido, que presenta a los seres humanos como enanos subidos a hombros de gigantes, en referencia a todos aquellos que sumaron para permitirnos llegar a ver más lejos.

Quizá ahí radica la belleza de una historia que tiene mucho de alzarse sobre los hombros de gigantes. De llegar más alto para poder mirar, aunque sea brevemente, más lejos de lo que nadie ha alcanzado a ver antes.

Nota: 9/10