Te levantas a la misma hora todos los días. Desayunas lo mismo. Repites rutina. Ducha. Repites ropa. Repites peinado. Te miras al espejo con esos ojos entreabiertos.

Coges las llaves, el móvil, la cartera.

Arrancas, sales con cuidado, miras en el cruce, sabes que no viene nadie, sigues, llegas por inercia hasta tu destino. Pasan los minutos, las horas. Miras por la ventana, la gente pasea, corre, llega tarde, llega pronto, charla, se enfada.

Vuelves por el mismo camino. Las mismas caras. Las mismas sensaciones. El tiempo se para, da marcha atrás. Levantas la vista y el mundo se detiene a tu paso, todo parece ir a cámara lenta.

Te conviertes en un reloj. Segundo a segundo.

Convéncete. Hacer diferente cada momento depende sólo de tí.