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Propósitos para 2024

Otro año termina.

Así de simple. 365 días después, aquí otra vez, intentando hacer el ejercicio de mirar hacia atrás y ser mínimamente honesto conmigo mismo.

Y, cómo ya dije hace un año: Los propósitos de año nuevo son una quimera y un arma de doble filo que lo mismo que nos divierte se puede convertir en una verdadera frustración vital.

Así que frente al papel en blanco, y con la lista de este 2023 en el cogote, me dispongo a enfrentarme al Sergio de hace un año.

Revisión de 2023

Aunque escribí la lista el 31 de diciembre de 2023, hice una pequeña revisión en Abril. La intención era continuar 3 meses después, pero bueno, ya conocemos las buenas intenciones.

Hoy me centraré en esa lista revisada, porque traté de ser más realista y más conciso y me vino bien para acotar mis expectativas:

Objetivos para 2023

  1. Leer 15 libros (~1/mes) ✅
  2. Publicar 24 posts (2/mes) ❌
  3. Hay 4 series que quiero empezar y terminar
  4. Quiero obtener 3 Certificaciones.
  5. Hacer deporte 2 veces a la semana. / Bajar a 80kg.
  6. Terminar el libro de Latín. 
  7. Completar el Proyecto Legendarium. Poner en marcha el Proyecto Alianza Digital.
  8. Viajar a 3 destinos diferentes a lo largo del año.

Visto así, 5 fracasos frente a 3 logros, uno se queda con la sensación de que no ha ido bien.

Pero es cierto que muchos de esos objetivos fallidos se han conseguido parcialmente.

  • He publicado 14 entradas, duplicando las que escribí en 2022.
  • He mantenido una rutina de hacer deporte que, si bien no me ha alcanzado para llegar al objetivo, me ha demostrado que puedo ser consistente también en ello.
  • He completado proyectos web y applicaciones que me han permitido profundizar en el aprendizaje de tecnologías muy interesantes para este 2024.

Por otro lado, dentro de los objetivos cumplidos, este ha sido un año de mucha más lectura (más de 15 libros), mucho viaje (más de 40.000 km recorridos en 3 meses) y mucho, muchísimo aprendizaje.

Así que, en realidad, este 2023 cierra con un balance muy positivo y con la vista puesta en un 2024 que se aventura tan interesante y apasionante.

Propósitos para 2024

Pero aquí hemos venido a jugar. Está claro que esto es un ejercicio que tiene mucho de ficción y poco de ciencia, pero yo siempre he sido un amante de las dos:

Para este 2024, estos son mis propósitos:

  1. Leer 20 libros: Ahora que le he cogido el gusto, y con una lista de pendientes, tanto en físico como en digital, bastante considerable, ha llegado el momento de dar otro pasito adelante.
  2. Publicar 24 posts: Aquí repito, quizá por cabezonería, pero creo que es posible alcanzar un ritmo de publicación en este espacio que me lleve a escribir dos veces al mes.
  3. Retomar el piano (2 piezas): Hay pocas cosas que me eche más en cara este 2023, como de mi total dejadez para con el piano. En 2024 es una de las cosas que pretendo cambiar sí o sí.
  4. Deporte (2 veces semana/82 kg): El camino ya está iniciado, ahora falta asentarse y complementarlo no sólo con el gimnasio sino con salir a correr de vez en cuando. De nuevo, metas asequibles.
  5. 300 contribuciones en mis repositorios: Esta es nueva, pero este año he pasado de 160 contribuciones a 110 en mis repositorios y este 2024 debe ser el año de desarrollar y desplegar los múltiples proyectos que tengo en mente.
  6. Certificaciones (3): No tiene mucho más. Con el cambio de trabajo y los múltiples frentes que he tenido abiertos, me he ido formando de forma paralela a las certificaciones regladas, en 2024 ha llegado el momento de consolidar ese conocimiento.
  7. Multiplicar mis números en internet. Hoy en día hay cada vez más plataformas, más mecanismos que nos permiten comunicarnos y este 2024 pretendo aprender a usarlos (al menos en aquellos que me siento más cómodo) y que eso conlleve más contenido.
  8. Aprender a estar. Llevo mucho, muchísimo tiempo, machacándome con la idea de que vivo 5 minutos hacia adelante, siempre lejos del presente, tratando de vivir en un futuro que no existe. Es un comportamiento aprendido durante años que me impide, en muchos momentos, disfrutar del presente. Y, como todo comportamiento aprendido, se puede desaprender.

Y ya estaría. Ocho nuevos propósitos para un año cuyas cifras suman 8. Poco más voy a pedir.

Hasta dentro de 365 366 días.

¡Feliz 2024!

Objetivos vs Procesos: Una lucha del Siglo XXI

De un tiempo a esta parte me he dado cuenta de una característica común en todos mis proyectos. Sea cual sea el tipo de proyecto, todos comparten una visión enormemente enfocada al logro.

Tanto es así que muchas de las actividades relacionadas con el proyecto, tanto antes como durante, llevan asociado cierto nivel de ansiedad.

Ya escribí acerca de la trampa de la inmediatez, de cuáles eran sus características, su orígen y sus síntomas en nuestra sociedad.

En línea con esa visión de una realidad cortoplacista está la estrategia orientada al objetivo.

Estrategias orientada al objetivo

Si revisamos la bibliografía asociada a la psicología mas contemporánea que trata estos temas y, sobre todo, si echamos un vistazo a todos estos libros de gestión de proyectos y autoayuda, tienen en común una idea troncal: el foco, la consecución de objetivos, la eliminación de distracciones que nos alejan del resultado.

Y, por el camino, cientos de métodos para cuantificar hasta el más pequeño de los pasos, decenas de sistemas que parametrizan una vida para terminar convirtiéndola en un proceso con variables de entrada y de salida.

Quizá el mayor de los problemas de esta estrategia es concebir al ser humano como una especie de máquina, de computadora.

Alerta espoiler: no lo somos. Ni lo seremos jamás. Y aceptarlo va diametralmente en contra de toda esta corriente de pensamiento asociada a la disciplina como bandera del éxito.

1. Una mirada enfocada en el final.

El proceso queda relegado a un segundo plano cuando el actor principal es el resultado. Todo es, por tanto, una carrera contrarreloj con tal de llegar a la meta.

Es contrarreloj porque, para nuestra desgracia, nuestro tiempo es limitado.

Quizá una correcta planificación y una mirada realista de lo que uno es capaz de hacer podrían aliviar este primer problema, pero vivimos rodeados de un contexto que nos invita a pensar justo lo contrario.

Hoy se ponen en valor la precocidad y la rapidez. Nadie valora a la persona de 60 años que vive una vida plena, sino al adolescente de 16 que termina su segunda carrera. El resultado, cuyo valor puede ser hasta incluso discutible, domina la esencia de nuestro trabajo.

Esta mirada enfocada al objetivo tiene, a su vez, la caracterítica de ser extremadamente estrecha. Las corrientes pseudopsicológicas asociadas a la eficiencia abogan por cuantificar los proyectos (sean de la índole que sean), reducir las distracción enfocándose agresivamente en el objetivo y reducir el proceso a un mero medio para alcanzar un fin.

2. Ausencia de refuerzo durante el proceso.

Precisamente esa forma de entender el proceso nos lleva a la carencia de refuerzos durante el mismo. A mí me sucede constantemente en cualquiera de los proyectos en los que me embarco.

Muchos de esos proyectos son, como mínimo, a medio plazo. Eso implica que durante el proceso pueden no haber elementos relevantes que marquen una idea de progreso.

Puedo, claro está, intentar autoconvencerme marcándome metas a corto plazo. Puedo definir objetivos mucho más cortos, y toda esa historia tantas veces repetida.

No funciona.

Y no funciona porque no somos tontos y nuestro cerebro sabe perfectamente que nos estamos intentando hacer trampas jugando al solitario. Queremos el premio final, aun sin tener muy claro cuál es, y no nos conformamos con las migajas.

Lo gracioso del asunto es que, hasta para esto, la sociedad individualista ha encontrado un filón con el que seguir vendiéndonos su producto.

Primero te aleccionan para que tu mirada esté puesta casi exclusivamente en la meta. Luego te exigen que trabajes la disciplina, entendiéndola como una férrea dictadora que nos obliga a dejar de escuchar nuestras emociones, lo que nuestro cuerpo nos dice, obviando nuestras circunstancias y nuestro contexto. Y por último, cuando todo el sistema fracasa, te dicen que la culpa es tuya por no haberlo intentado lo suficiente.

Estrategia orientada al proceso

Existe una alternativa que quiero evaluar para abordar mis proyectos, mis aficiones o mi trabajo (en la medida que eso sea posible).

Quizá suena contraintuitivo, pero puede ser un buen punto de partida alejarnos de esa visión estrecha y desenfocarla un poco.

Que el objetivo deje de ser la meta y se centre en el proceso.

Antonio Machado decía eso de «caminante no hay camino, se hace camino al andar» y es una frase que me ha acompañado desde el momento que la escuché por primera vez.

Es simple, pero no por ello sencilla: toda la vida se reduce a transitar. Si vivimos en constante mirada hacia adelante, si nuestro foco está en aquello que está por venir, lo que en realidad estamos haciendo es desperdiciar nuestro tiempo aquí.

Igual es una auténtica estupidez propia de alguna de las innumerables crisis por las que seguramente pasaré a lo largo de mi vida.

O igual me sirve para dejar de preocuparme tanto por el resultado, por terminar, por hacer, por rellenar una lista intrascendente de cosas que a nadie le importan.

Y aprender, de una vez por todas, a disfrutar del camino.

Final del 1Q – Revisando objetivos de 2023

Este enero publiqué un post en el que me marcaba una serie de objetivos para el año 2023. A diferencia de otros años, no voy a dejar pasar esa publicación hasta que, 365 días después, la recupere para evaluar si el año ha ido bien o no.

En su lugar, mi intención es dividir el año en cuartos (o trimestres) y analizar dónde me encuentro para poder redirigir mis esfuerzos adecuadamente.

En este post, quiero compartir contigo mis reflexiones sobre los objetivos que me había propuesto para el primer cuarto (1Q) y los resultados que he obtenido hasta ahora.

Además, voy a planificar nuevas acciones para el segundo trimestre del año, con el fin de continuar avanzando hacia mis objetivos y mejorar mi calidad de vida.

Objetivos anteriores

Lo primero es recuperar de la publicación Propósitos para 2023 la lista de propósitos que me planteé para 2023:

  1. Leer 15 libros (~1/mes)
  2. Publicar 24 posts (2/mes)
  3. Hay 4 series que quiero empezar
  4. 3 Certificaciones.
  5. Deporte y vida sana. 
  6. Latín. 
  7. Proyectos. 
  8. Vida.

Una breve revisión de ellos me hace ver evidentes errores en la lista. Mientras que los objetivos 1, 2, 3 y 4 son medibles y específicos, el resto no son más que una propuesta genérica difícilmente evaluable.

¿Qué significa «Proyectos»? ¿Terminar 3 proyectos? ¿Iniciarlos?

Existe mucha literatura tras la formulación de objetivos. Quizá la más reconocida es la técnica SMART:

Así que, basándome en ella, voy a reformular mis objetivos del año:

  1. Leer 15 libros (~1/mes)
  2. Publicar 24 posts (2/mes)
  3. Hay 4 series que quiero empezar y terminar
  4. Quiero obtener 3 Certificaciones.
  5. Hacer deporte 2 veces a la semana. / Bajar a 80kg.
  6. Terminar el libro de Latín. 
  7. Completar el Proyecto Legendarium. Poner en marcha el Proyecto Alianza Digital.
  8. Viajar a 3 destinos diferentes a lo largo del año.

Los objetivos, de esta forma, son específicos, pueden ser medidos, se trata de objetivos relativamente alcanzables y relevantes y están asociados a un margen temporal.

Evaluación de resultados

Veamos qué tal llevamos el progreso:

  1. Leer 15 libros: 1Q 7/15. 46%
  2. Publicar 24 posts: 1Q 5/24. 21%
  3. Hay 4 series que quiero empezar. 1Q 1/4 . 25%
  4. 3 Certificaciones. 1Q 0/3. 0%
  5. Hacer deporte 2 veces a la semana. / Bajar a 80kg. Al haber redefinido el objetivo, lo evaluaré en el 2Q.
  6. Terminar el libro de Latín. No iniciado.
  7. Completar el Proyecto Legendarium. Poner en marcha el Proyecto Alianza Digital. 1Q Legendarium 20%.
  8. Viajar a 3 destinos diferentes a lo largo del año. 1Q 0/3. 0%

En líneas generales, no voy mal. Cuatro de los ocho objetivos llevan buen ritmo, a pesar de que otros 3 no los he iniciado.

Teniendo en cuenta de que estamos todavía en el primer trimestre del año, puedo permitirme este margen de maniobra. El 2Q es el momento ideal para pegarle un buen empujón a aquellos objetivos que todavía no se han movido o que han avanzado mínimamente durante estos últimos 3 meses.

Planficación para 2Q

Partiendo de la reformulación de los objetivos de 2023, voy a repartir los pesos, en términos de prioridad, para cada uno de ellos, suponiendo que el total de los pesos es 100:

ObjetivoPeso
Leer 15 libros5
Publicar 24 posts10
Serie Mítica 10
Certificación20
Deporte 2 veces por semana10
Latin15
Proyecto Legendarium15
Viajar a 1 destino15
Total100
Reparto de pesos por objetivos de 2023

De esta forma sé que, a partir de ya, debo enfocarme tanto en los últimos 3 objetivos como, sobre todo, en el de obtener alguna certificación interesante.

El proceso de revisión es clave porque permite evaluar a tiempo el rumbo de los acontecimientos y poder modificar aquello que sea necesario con tal de asegurar llegar al destino deseado.

Conclusión

Una de las grandes carencias con las que me he enfrentado a lo largo de mi vida en el terreno de la planificación personal ha sido una mezcla de lo que que contiene esta publicación.

Por un lado, objetivos poco realistas, poco medibles y, por tanto, prácticamente irrealizables.

Por otro, una falta de revisión que permitía que mis avances, bien se estancaran, bien no siguieran un rumbo satisfactorio.

Veremos qué nos depara este segundo trimestre. Volveré a somarme aquí en unos meses y os contaré.

Huir de la trampa de la inmediatez

Si para algo he de reconocer que me ha servido esta pandemia es para atiborrarme a libros de psicología, de autoayuda (no confundir con lo primero) y de productividad personal (que viene a ser lo mismo que lo segundo pero dándole cierta apariencia de lo primero).

Las herramientas, los consejos, las ideas que subyacen a toda esta gran fábrica de humo suelen ser siempre las mismas. Pese a nombrarlas de mil maneras distintas y hacer uso de grandes experiencias de personas que alcanzaron el éxito, todo se reduce a reutilizar descubrimientos realizados por la psicología desde mediados del siglo pasado.

Durante años la psicología del aprendizaje y la psicología de la atención han estudiado lo que ahora muchos pretenden mostrarnos como la herramienta definitiva para triunfar.

Sin embargo, entre tanta morralla y basura dialéctica, hay elementos comunes. Hemos crecido (y algunos, directamente, nacido), en la cultura de lo inmediato y eso está teniendo unas consecuencias desastrosas en nuestra vida diaria.

Los circuitos del placer.

Nuestro cerebro tiene un funcionamiento complejo. Tanto que todavía hoy nos queda mucho camino que recorrer en la investigación psicológica y psiquiátrica. No obstante, los mecanismos sencillos, que son la base de muchas de nuestras conductas, sí que han sido largamente estudiados y eso nos ha permitido comprender mejor nuestro comportamiento.

El Condicionamiento Clásico (CC).

Uno de los grandes hitos en la psicología, que llegó incluso a traspasar las barreras de la investigación para convertirse en parte de nuestra cultura general fue el descubrimiento, por parte del filósofo ruso Iván Pávlov, de lo que comunmente se conoce como el Condicionamiento Clásico.

El Condicionamiento Clásico relaciona las conductas con estímulos de tal forma que los comportamientos pueden verse condicionados mediante la asociación de estos estímulos.

El caso más conocido es el de los experimentos con perros, en los que el estímulo incondicionado (EI) era el olor de la comida y la respuesta incondicionada (RI) era el acto reflejo de salivar como respuesta al olor. El experimento consistía en asociar un estímulo neutro (EN) en relación a la comida, como era el sonido de una campanilla, cada vez que se presentaba el EI. De esta forma, se establecía un circuito de condicionamiento cerebral por el que el perro asociaba el EN con el EI y, por tanto, activaba su RI: cada vez que sonaba la campanilla, el perro salivaba.

El Condicionamiento Clásico abrió las puertas a un enorme desarrollo teórico y práctico de la psicología influyendo en lo que, unos años más tarde, el psicólogo estadounidense B.F. Skinner llamaría el Condicionamiento Operante.

El Condicionamiento Operante (CO).

El Condicionamiento Operante es clave en la comprensión de muchas de nuestras conductas adquiridas a lo largo de nuestra vida, puesto que pone de relieve la relación entre la ejecución de un comportamiento y un circuito reforzador asociado que hace que esa conducta se mantenga.

Cuando realizamos una conducta, si esta se ve acompañada de un refuerzo, esto es, algo que activa de alguna forma nuestros circuitos del placer, la conducta tenderá a mantenerse y repetirse.

Siguiendo con los ejemplos de experimentos, si Pávlov hizo famoso a su perro, Skinner haría lo propio con su paloma.

La caja de Skinner

CONDICIONAMIENTO OPERANTE - CAJA DE SKINNER - YouTube
La pobre paloma de Skinner.

Skinner desarrolló un sistema mecánico por el que, si se accionaba algún tipo de mecanismo: un interruptor, un botón, etc., la máquina proporcionaba comida. Aquí se ven los dos elementos fundamentales del condicionamiento operante: una acción activadora de la conducta y el reforzador.

La paloma, después de varios intentos, descubría que pulsando la palanca recibía comida y al poco tiempo se observaba cómo repetía esta conducta siempre que tenía hambre: había aprendido a hacerlo.

El refuerzo inmediato

Es importante comprender el concepto clave del condicionamiento operante: el refuerzo. Cuanto más contiguo sea el refuerzo a la conducta, más se establecerán vínculos entre ambos y mayor será la tendencia a repetir el comportamiento.

Existe una ligera variación de esta relación: el refuerzo intermietente, fundamental en, por ejemplo, las máquinas tragaperras: aquí el refuerzo no se produce siempre, lo cual induce al individuo a repetir más veces la conducta con la intención de encontrar antes el «premio».

Sea como sea, la contigüidad entre conducta y refuerzo es vital para que el comportamiento perdure y esto tiene un impacto importante en la forma que tenemos de aprender las cosas, en nuestras rutinas adquiridas y en nuestra forma de relacionarnos con el ambiente y el resto de personas.

La cultura de la inmediatez

Ambos condicionamientos han sido una pieza fundamental en la comprensión de nuestra capacidad de aprendizaje y, lo que es todavía más interesante, se convierten en una importante herramienta para la manipulación de nuestra conducta.

Esto, evidentemente, no pasó desapercibido para los psicólogos de la época y durante décadas desarrollaron una intensa labor de investigación para comprender hasta dónde llegaba nuestra relación con estos condicionamientos. A su vez, las conclusiones de estos estudios llegaron a los despachos de los equipos de márketing de muchas empresas, viendo en este vínculo una oportunidad de negocio sin límites.

Hoy tenemos condicionamientos en prácticamente todo lo que hacemos, llegando a un punto en el que parece que vivamos con el piloto automático puesto:

  • Hay condicionamiento clásico en las notificaciones del móvil. Nuestra necesidad de estar hiperconectados nos empuja a comprobar compulsivamente nuestro teléfono para ver si hemos recibido un nuevo mensaje, una nueva información de que somos geniales a ojos de desconocidos o que alguien de nuestro círculo ha publicado algo que podamos evaluar. Todas estas respuestas nacen de un sonido, de una vibración, de una pequeña luz de nuestro terminal. Ahí tenemos el estímulo que desencadena nuestra compulsión. Sobra decir que no creo que sea el único que ha «sentido» como le vibraba el móvil en el bolsillo y ha comprobado que se lo había imaginado.
  • Hay refuerzos positivos inmediatos en el consumo de comida basura. Las comidas hipercalóricas e hipersazonadas activan múltiples circuitos del placer de forma casi inmediata (cosa que no ocurre, lamentablemente, con un plato de acelgas hervidas). Esa sensación de inmediatez mantiene reforzada la conducta. Incluso el sentimiento de culpa posterior puede servir como empuje para repetir las conductas de forma compulsiva.
  • Nos encontramos con estímulos condicionados asociados al consumo de televisión o de internet. Las plataformas de streaming quieren que consumas sus contenidos. Que lo hagas ya, y no dejes de hacerlo. Por eso promueven el consumo masivo, por eso implementan técnicas cada vez más intrusivas para que te sientas inclinado a consumir: enlazan episodios sin pausa, te bombardean con portadas impactantes y epiosidios nuevos cada día. Buscan que los uses como mecanismo de evasión de una vida real cada vez más aburrida y gris.
  • Vemos el condicionamiento operante actuar en las redes sociales en forma de likes y comentarios. Este es, quizás, el más evidente y, sin lugar a dudas, el más tóxico puesto que vincula refuerzos de conductas dañinas con el impacto en la autoestima que tienen las redes sociales. Cada vez que publicamos algo en alguna red social, inconscientemente (o no), estamos exponiendo un pedazo de nosotros, más o menos real, al juicio del resto. Su respuesta, en forma de me gustas, comentarios o mensajes, activa nuestra percepción de formar parte de un grupo social, nos hace sentirnos bien y, por tanto, refuerza la conducta. Este circuito se repite tantas veces que se convierte en adictivo hasta el punto de que las personas publican por necesidad de recibir el refuerzo, su droga.

Hay algo más: el cortoplacismo.

Vivir tan rodeados de la necesidad de refuerzos inmediatos ha tenido otra consecuencia añadida que, quizá, haya pasado más desapercibida: en todo lo que hacemos buscamos la aparición del refuerzo de forma inmediata.

Nos cuesta ver el final del camino y exigimos nuestra gratificación en el momento. De lo contrario, nos sentimos estafados por el sistema y buscamos en otras actividades ese premio que nos ha sido injustamente negado.

Hemos crecido tan obsesionados con nostros mismos, tan seguros de que somos los protagonistas únicos de una película ganadora de 14 Oscars, que cuando la realidad nos abofetea de la más mínima forma, nos rebelamos huyendo hacia entornos menos exigentes.

El problema es que tanto los grandes proyectos como las más pequeñas aventuras suelen requerir aceptar que el refuerzo, el resultado placentero, no aparezca en el momento. Tenemos que esperar, aprender a ser pacientes, a continuar con aquello que empezamos y aceptar a que sea dentro de un tiempo, o quizá nunca, cuando alcancemos el objetivo por el que empezamos.

El enemigo principal: el tedio.

Con un cerebro tan acostumbrado a recibir descargas de placer de forma contigua a cualquier actividad, nuestra respuesta a la necesidad de ser pacientes suele ser la misma: aburrimiento y evitación. Nos cansamos pronto de una actividad que no genera placer inmediato. La cambiamos por otra (quizá más simple, quizá más tóxica) que sabemos que si que nos proporciona lo que buscamos.

Lo mismo sucede antes situaciones que supongan un desafío emocional o cognitivo: ya no queremos enfrentarnos a ellas, sino que buscamos estados donde la exigencia sea baja y podamos disfrutar de no pensar en nada mientras nos se nos proporciona el placer que nos merecemos.

Las conductas de evitación son esos impulsos que parecen irresistibles. Nos mueven a desconectarnos de la realidad para sumergirnos en la soledad del aislamiento. Ya lo dicen muchos: somos la sociedad más conectada de la historia y, a su vez, la que más sola se ha sentido jamás.

La conclusión que arrojan todas estas situaciones es la misma: vivimos tan ofuscados por los resultados que se nos olvida que la mayor parte de la vida es un proceso continuo. No hemos aprendido a disfrutar del camino, nadie nos ha enseñado a valorar los pasos que nos separan de la futura meta y, cuando la percibimos lejos, cambiamos automáticamente de objetivo.

Difícil solución, aunque no imposible.

Muchos de estos comportamientos son aprendidos, lo cual nos permitiría eso que tanto se ha puesto de moda: aprender a desaprender. Pero es algo que requiere de un esfuerzo individual para el que muchos no estamos preparados, ni disponemos de las herramientas necesarias para ello.

En un mundo cada vez más perezoso, resulta complicado imaginar a toda una sociedad como la nuestra reflexionando sobre sus propias carencias y deshaciéndose de esas conductas tan tóxicas: es mucho más fácil dejar pasar el tiempo, amargarnos, y culpar a lo que nos rodea de nuestros males.

Aún así, hay esperanza, o, al menos, yo no la pierdo: se puede ejercitar la mente, desde una perspectiva constructiva y aceptando que van a ser muchas las derrotas en este camino hacia una vida más plena, pero menos inmediata.

Podemos descubrir los fallos en esas conductas, cazarnos y desactivar esa cadena de decisiones erróneas. Es posible aprender de nuevo a disfrutar de las actividades que nos resultaban aburridas o evitables y ver en el proceso una nueva forma de placer, más allá del resultado final.

En definitiva, llegar a ver en el fracaso una oportunidad de intentarlo de nuevo y entender que hay mucho más placer en el camino, que en el destino.

Propósitos para 2016

Esto se acaba.

Otro año más nos deja y con él, escritos en nuestra memoria, miles de recuerdos, millones de momentos, cientos de historias que recordar y que olvidar.

Este 2015 se marcha y es momento, en su último suspiro, de reflexionar con la óptica ventajista que da la retrospectiva acerca de aquello que hicimos bien y también acerca de aquello que hubiéramos hecho de forma distinta. De sentirnos orgullosos de nuestros aciertos y de nuestros errores. De mirar al futuro con la ilusión de lo que está por venir.

Los propósitos de 2015

Como ya hiciera otros años, hoy me toca repasar la lista de cosas que me dije que traería consigo este año y enfrentarme a la realidad.
Un año después:

  1. Sacarme el curso de la Universidad limpio.
    ¡Conseguido! Probablemente una de las cosas de las que más orgulloso me siento.
  2. Obtener el CCDA y el CCDP (Esto ya lo dije para 2013, imagina…)
    Casi conseguido Pues mira que este año se ha cumplido a medias. Me he sacado el CCDP (aunque para obtener la titulación completa necesitaría el CCDA).
  3. Escribir un post al día.
    No conseguido. No sé si ponerme reír o a llorar.
  4. Leer 30 libros.
    No conseguido. No sé si ponerme reír o a llorar. Pero más fuerte.
  5. Meditar 1 vez al día
    No conseguido. No hay manera.
  6. Obtener el Practitioner de PRINCE2
    ¡Conseguido! Una certificación más 🙂
  7. Practicar piano al menos 3 veces por semana.
    No conseguido Y eso que en algunos momentos lo he intentado.
  8. Aprender a dibujar
    No conseguido
  9. Dar forma a los tres proyectos que rondan mi cabecita loca.
    No conseguido
  10. Plantar una flor, que florezca y se mantenga radiante.
    Casi conseguido. Está en proceso.

Así que analizando los resultados así por encima parece que he completado un 30% de mis objetivos para este 2015 lo cual, en realidad, no está nada mal. Junto con ellos, otros objetivos que fueron apareciendo por el camino han terminado siendo una realidad este 2015.

Lo cierto es que si me centro en el objetivo real, el que de verdad me impuse hace ya un año, 2015 ha sido un éxito. Me repetí hasta la saciedad que lo importante era disfrutar del camino, de las personas que decidieran compartirlo conmigo, atesorar esos momentos y aprender con ellos a saborear cada paso, cada giro imprevisto, cada novedad inesperada. En eso puedo estar seguro que he cumplido. Si miro hacia atrás, este 2015 ha traído con él personas geniales que han pasado a formar parte de mi vida, de mi día a día. Personas que se han sumado a otras muchas que ya estaban y sin las cuales yo no sería yo. Todos, los nuevos y los no tan nuevos, son los verdaderos culpables de que el resumen de mi 2015 lo represente una sonrisa que a veces se ha convertido en carcajada.

Lo que espero de este 2016

Como al final esto se trata de plantearme objetivos para el 2016, aprovecharé para dejar escrito cuál es mi principal objetivo para este año que entra. Durante este último año he caído en la cuenta de lo importante que es el tiempo. Aprender a administrarlo dedicándoselo a las cosas, a las personas, a los momentos que de verdad te hacen crecer, que de verdad te hacen sonreír, es mi gran reto para este 2016.

Y por último, pero no menos importante, la lista de 2016, a la que me tendré que enfrentar en un año:

  1. Sacarme segundo de carrera limpio. Ya que estamos, por pedir que no quede.
  2. Leer 30 libros. Si, repito. No voy a plantearme alcanzar los 50 como hacen algunos que tiene más tiempo libre que el presidente del gobierno, pero 30 es una cifra redonda.
  3. Hacer muchas fotos. Tantas que tenga que llenar las paredes de mi casa de recuerdos.
  4. Escribir, crear. Ya me da igual cuantos posts, cuantos podcasts, simplemente quiero hacerlo por el mero hecho de disfrutar de algo que me apasiona.
  5. Meditar. Dicen que a la tercera va la vencida. Este es el año.
  6. Aprender. Aprender mil cosas nuevas: matemáticas, programación, redes, desarrollo, gestión de proyectos…
  7. Crear un laboratorio. Siempre he tenido el deseo de montarme algo en casa para hacer pruebas. Este año lo hago sí o sí.
  8. Mi querido piano. Ahora ya no hay excusa, este año toca tocar, sin parar.
  9. Ese pequeño gran proyecto. Ya no son tres sino uno. Uno que cada día que pasa se va haciendo más grande.
  10. Mantener viva a esa flor. Si 2015 fue el año en el que se plantaron las semillas y comenzaron a germinar, 2016 ha de ser el año en que florezca.

Sólo me queda desearos que este 2016 venga cargado de miles de nuevas historias, cientos de momentos, decenas de nuevas personas con las que seguir dando pasos en este camino sin principio ni final. Entre ellas espero estar yo, disfrutando de cada paso con vosotros.

Porque al final:

Quizá todo es estar juntos sólo un rato; ya sea una noche, un año o toda la vida.

Propósitos para 2015

Tratar de resumir en unas pocas líneas un año de la intensidad de este 2014 se me antoja una empresa tan compleja como inútil: al fin y al cabo esto que aquí escribo son sólo palabras y si por algo habría de recordar este año que se escurre en estos últimos días de Diciembre es por las emociones.

Dejo pues que sea la memoria, optimista y selectiva, la que atesore estos momentos.

Sí que me gustaría, a modo de resumen, recordar lo que me propuse hace ya un año para este 2014, analizar con la perspectiva necesaria si puedo catalogar este año como un buen año y así mirar con la óptica correcta lo que espero del 2015.

  •  Decisión.
    • Sin lugar a dudas podría decir que este ha sido mi gran logro para este 2014. A pesar de todo, de lo bueno y de lo menos bueno, este año he trabajado mucho y muy duro esa indecisión congénita que me venía marcando durante años y he logrado tomar decisiones: algunas de gran importancia y otras triviales, pero en todos los casos, decisiones.
  • Reflexión
    • Otro año se me escapa sin haber conseguido alcanzar un punto de inflexión en cuanto a la dura y compleja tarea de meditar. Resulta paradójico que algo que a priori parece tan sencillo y requiera tan poco nos cueste tanto hacer
  • Cuerpo
    • Y sin embargo si he tenido el compromiso necesario para permanecer fiel al gimnasio, y tal vez incluso más que el pasado 2013, mantienéndome en forma aún a pesar del esguince en Verano.

Así que analizando un poco en retrospectiva, los objetivos que me propuse en 2014, aunque ambiguos, han ido en líneas generales bastante bien.

¿Qué espero para este 2015?

Si algo me ha enseñado este último año es que tratar de prever lo que te va a suceder es tan vano como dejar que sean la suerte y el tiempo los que gobiernen tu vida. Al final lo que de verdad suele funcionar es tener claro quién quieres ser, disponer de una idea nítida de cuál es tu imagen final y, sencillamente, ponerse a caminar hacia allí. Algunos días caminarás más trozo, otros menos, y algunos incluso te perderás y darás vueltas. Lo importante es no dejar de caminar ni perderse demasiado.

Así que  mi objetivo global para este 2015 es sencillamente disfrutar del camino: de lo que está por venir, bueno y no tan bueno, de las personas que comenzarán a acompañarme y de las que decidirán dejar de hacerlo, de los momentos que mi memoria decida grabar para el recuerdo. Aprender de los fracasos, que los habrá, y compartir los éxitos y la felicidad con aquellos que quieran compartirlos conmigo.

Tal vez el sentido de la vida no sea más que ese.

Y para que el Sergio de finales de 2015 pueda volver aquí y reírse a gusto de aquello que pensé que podría hacer durante todo un año, aquí van mis 10 objetivos:

  1. Sacarme el curso de la Universidad limpio.
  2. Obtener el CCDA y el CCDP (Esto ya lo dije para 2013, imagina…)
  3. Escribir un post al día.
  4. Leer 30 libros.
  5. Meditar 1 vez al día
  6. Obtener el Practitioner de PRINCE2
  7. Practicar piano al menos 3 veces por semana.
  8. Aprender a dibujar
  9. Dar forma a los tres proyectos que rondan mi cabecita loca.
  10. Plantar una flor, que florezca y se mantenga radiante.

Lo más importante eso sí, para el final: Os deseo lo mejor para este 2015 y que los éxitos y los fracasos, las buenas y las malas noticias, sean ingredientes todos de un único plato: El de vuestra felicidad. 

Propósitos para 2014

Casi sin tiempo no podía dejar pasar el 2013 sin preparar una lista, esta vez más acorde a la realidad, de lo que espero en este 2014.

Cuando llega final de año muchos tenemos la tendencia a hacer un resumen y pensar en aquello con lo que nos quedamos y aquello que nos gustaría cambiar.

Mi 2014 va a tener tres grandes objetivos.

1. Decisión. Mi talón de Aquiles eterno. Mi incapacidad para tomar decisiones muchas veces ha significado tomar la más incorrecta de todas las posibles: ninguna. Quiero y pienso esforzarme mucho por ser capaz de tomar las decisiones adecuadas evaluando todo aquello que en el momento de tomarlas tenga a mi alcance. Aceptar esas decisiones como las correctas en ese momento y no mirar más hacia atrás.

2. Reflexión. Una de las grandes cosas que siempre ha estado en mi lista de propósitos y que jamás me he aventurado a darle forma ha sido la de la meditación. He tenido tímidos intentos pero nunca me lo he tomado en serio. Este 2014 va a ser el año de meditar, comprender, aprender y aceptar.

3. Cuerpo. Este último año he dado un salto cuantitativo en cuanto a lo que se refiere al deporte en mi vida diaria. Ahora falta completarlo. Manteniendo y mejorando mi día a día y, además, complementándolo con una alimentación más sana y adecuada.

Nada más que tres. Luego ya detrás están los de siempre: dejarme tiempo para disfrutar de mis pequeños placeres, conseguir un título de inglés, seguir mejorando mis conocimientos, seguir mejorando como persona y como profesional, etc.

Por cierto, intentaré ser razonable este año y marcarme como objetivo los 36 libros. 

 

Propósitos para 2013

blog_propositos2012

Y ya volvemos a estar aquí, un año después, revisando un poco cómo ha terminado este 2012 y planificando lo que queremos que sea el 2013.

Analizando la lista de propósitos de este 2012 podríamos decir que, en líneas generales, el resultado es positivo.

Aunque sigo sin ser del todo puntual, he mantenido un ritmo más o menos continuo de ejercicio, he conseguido superar las 20 libros leídos este año, ya soy todo un señor CCNP, he estado hace relativamente poco visitando la Toscana, y bueno, creo que mi inglés ha mejorado con respecto al año pasado.

En la parte del debe están los proyectos por terminar, que han crecido durante este 2012 y que deben tener una continuidad en 2013 y, sobretodo, esa sensación de tomarme la vida en momentos críticos con mucha más filosofía de lo que me la he tomado este año.

Así que aquí van los nuevos propósitos para este año 2013:

1. Disfrutar de la vida. Es el primero porque es el más importante. Este 2012 ha tenido momentos geniales y momentos bastante complicados que me han llevado a la conclusión de que estamos en este mundo para disfrutar de cada uno de los momentos que nos brinda la vida rodeados de la gente que queremos.

2. Crecer cultural y profesionalmente. Uno de los leitmotivs de la vida es, sin lugar a dudas, la percepción de crecimiento personal. Y esto en gran medida se consigue mejorando tus capacidades y tus aspiraciones. Este año que empieza va a ser importante en esto y por ello quiero formarme incansablemente desde el día 1.

3. Mens sana in corpore sano. Quiero tener un equilibrio mental/físico que me lleve a cumplir el primer objetivo con garantías. Por eso quiero imponerme una disciplina deportiva mayor de la que ya tengo y seguir a rajatabla el ruego:

«Señor dame fuerza para cambiar aquello que pueda cambiar, la serenidad necesaria para aceptar aquello que no y sabiduría para comprender la diferencia».

4. Leer 50 libros.

5. Tocar 12 piezas de piano. (1 al mes).

6. Visitar un nuevo país.

7. Certificarme. Conseguir el pleno de CCNAs y quizá el CCDP, amén de otras certificaciones: inglés, Juniper, VMWare, Microsoft…

8. Concentrarme para llevar el blog/redes sociales/proyectos personales al día.

9. Concluir con éxito uno o varios proyectos profesionales.

10. Ser capaz de hacerlo todo y sentirme bien con cada cosa que hago. En definitiva: ser feliz.

Sí, entiendo lo que estaréis pensando, pero en lugar de creer que he apuntado demasiado alto, tengo la sensación de que este 2013 debe ser un año en el que ser ambicioso. En el que marcarse objetivos que verdaderamente supongan un desafío, con la esperanza de acabar habiéndolo, al menos, intentado con todas las fuerzas.

 

Chasing the sun

Until forever comes you will find us chasing the sun!

Y seguimos buscando al sol.

En la vida me he encontrado gente de mil y una formas de ser pero todos comparten algo: un objetivo vital.

La diferencia, quizá, resida en lo realista de ese objetivo y lo realista que sea esa persona. Las hay, las que al final terminan siendo felices, que son conscientes de dónde están y a qué pueden aspirar y adaptan sus objetivos a esa realidad. Al final, tarde o temprano, consiguen su meta. En el camino, sin embargo, es posible que hayan sido excesivamente conservadores, que se hayan quedado cortos en la visión y terminen con el sabor agridulce que da la sensación de haberse conformado.

Por otro lado, aunque menos, existen las personas que apuntan tan alto como la imaginación les permite. Sin importarles si aquello que buscan es realizable o persiguen un imposible. Estos son los que pueden terminar devorándose a sí mismos en un constante intento de seguir queriendo más.

¿Cuál es la mejor opción? Creo que como en todo el equilibrio. El punto medio entre no dejar de apuntar alto y apuntar a un sitio que podamos llegar algún día.

Como bien reza la cita: «Apunta a la luna, si fallas terminarás llegando a las estrellas«; lo importante son dos cosas: apuntar a la luna y saber disfrutar si se termina llegando a las estrellas.

Pero no es una tarea fácil y siempre tendremos la sensación de que, o bien nos hemos quedado cortos en el tiro o bien nos hemos pasado toda la vida persiguiendo al sol. 

#Music: The Wanted – Chasing the sun.