Cuando saltó la noticia hace unos meses la acogí con una mezcla de emoción y escepticismo: Cosmos, la mítica serie científica dirigida por Carl Sagan iba a tener un remake en 2014.

A los mandos de esta nueva aventura se embarcaría el también científico Neil deGrasse, bastante popular por haber participado en un sinfín de conocidos documentales científicos.

Pintaba bien pero generaba dudas. Para empezar la cadena encargada de llevar a término este proyecto era la FOX: y todos sabemos lo que es la FOX, para lo bueno y para lo malo.

En una época en la que las audiencias caprichosas pueden dar muerte a series con mucha proyección o mantener en antena a otras que hace años que deberían haber terminado, la realización de una serie científica generaba incertidumbre.

Las cosas bien hechas

Desde el mismo instante en el que se supo cuándo se iba a estrenar la serie una maquinaria gigante de márketing hizo un trabajo impecable. Para esto los americanos, hay que reconocérselo, son unos auténticos maestros. Convirtiendo el estreno del nuevo Cosmos en un acontecimiento internacional y haciendo que las redes sociales hiriveran con la noticia, el primer episodio de Cosmos fue un auténtico éxito de audiencia.

El programa

He podido ver los dos primeros episodios de la serie y la realidad es aplastante: Cosmos es una pedazo de serie científica. Comandada por el «capitán» deGrasse en la llamada Nave de la Imaginación, Cosmos nos ha sumergido ya en dos grandes áreas de nuestra ciencia moderna: el orígen del Universo y el orígen de las Especies. Y lo ha hecho empleando unas imágenes asombrosas que han contribuido notablemente a darle cuerpo al programa.

Llevados magistralmente por un deGrasse que empezó dubitativo, tal vez atado por un guión demasiado definido, pero que con el desarrollo de la serie se le está viendo estupendamente bien, con Cosmos el espectador se sumerge en un verdadero espectáculo científico.

Se antoja inimaginable disfrutar de algo así por tierras españolas donde en la actualidad nos encontramos huérfanos de programas puramente científicos.

El futuro

Las audiencias son caprichosas, y no han tardado las hordas de paletos sectarios en intentar meter sus narices en una serie que adora a un único dios: el Método Científico.

Nunca se sabe cómo acabará esta interesante aventura del saber, lo que está claro es que iniciativas como esta son las que verdaderamente ayudan a que crezcamos como especie y que, algún día, de verdad, podamos llegar a las estrellas.

«Somos polvo de estrellas.» – Carl Sagan