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Hacia qué modelo de ventas se dirige Internet

La llegada de Internet al público general de forma masiva ha traído consigo la adopción de nuevas costumbres y la adaptación de viejos sistemas para poder dar respuesta a las necesidades de una tipo de usuario cada vez más específico.

En términos económicos, Chris Anderson acuñó hace unos años en un artículo publicado en la revista Wired el concepto «Long Tail» (Larga cola) [es.wikipedia]. De forma muy resumida y simplificada, la larga cola define un modelo de negocio basado en una plataforma de ventas de muchos productos específicos que tienen una gran masa de futuros compradores. Conocidos también como mercado de nichos, y que se enfrentan a los conocidos como mercados de masas donde pocos productos «best-seller» se venden de forma masiva.

La teoría de Anderson viene a decirnos que es posible, en determinadas situaciones, que ese mercado de nichos pueda superar al mercado de masas.

Un ejemplo claro lo tenemos con las plataformas de venta online Amazon, iTunes, AppStore, Google Play, Spotify, etc., cuya fuente de negocio en muchos casos no se basa tanto en la venta específica de una cantidad pequeña de productos sino en la suma de pequeñas ventas de forma masiva.

La evolución de estos modelos, sin embargo, muestra una clara tendencia hacia la aparición de oligopolios: para poder ofrecer un servicio de calidad con tanta cantidad de productos que den respuesta a las variopintas necesidades de los usuarios en Internet se necesita disponer de un respaldo económico y en infraestructura muy potente. Y esto puede resultar peligroso para la competencia y el desarrollo de alternativas comerciales en la red.

Es complejo, por tanto, plantearse actualmente lanzar una idea de negocio de ventas online que pueda hacer competencia a estos grandes dominadores del mercado salvo si entendemos el valor añadido, el elemento diferenciador de nuestro producto como la piedra angular de nuestro proyecto.

Y aún así, en el caso de que nuestra idea tenga éxito, existe una alta probabilidad que estos «grandes monstruos» de la economía en Internet terminen absorbiéndonos o, lo que es infinitamente peor, replicando nuestra idea a un coste menor.

Por eso es fundamental, al menos desde mi punto de vista, que una idea de negocio sea un elemento vivo, en constante desarrollo, que se autorediseñe sin cesar y que siempre vaya por delante del resto.

¿Difícil? Mucho.

¿Imposible? Imposible no hay nada.

Ideas y empresa #1

Si como muchos, dada la actual situación económica, estás planteándote iniciar una aventura empresarial por tu cuenta. Si tienes una idea, un concepto que consideras que puede funcionar.

Permíteme que te cuente brevemente lo que, después de un año de experiencia, creo que puede resultarte interesante.

Emprender no es sencillo

Está claro que la crisis ha supuesto un cambio dramático en nuestra concepción del trabajo. Que los índices de desempleo presentes y futuros sólo generan más y más dudas, pero desde mi modesto punto de vista, la tarea de emprender no es algo trivial. No se trata de ponerte un buen día de pie, tener esa brillante idea que va a cambiarlo todo, ponerla en práctica y forrarte.

Todo pasa por un compromiso interno con algo en lo que crees. Y este compromiso no es, en absoluto, sencillo de adquirir.

Creo que es fundamental parar un instante y releer la anterior frase. Hay dos palabras que deberían estar (y de hecho estarán) marcadas en negrita: compromiso y creer.

El compromiso no es sólo hablar con tu yo interior y ponerse de acuerdo con él. El compromiso abarca todas las áreas de tu vida tanto personal como profesional para que trabajen juntas en una misma dirección a pesar, y esto es lo importante, de todos los obstáculos que puedan surgir, y surgirán, durante la aventura que comienzas. Además, el compromiso cuando la empresa no sólo la formas tú es algo todavía más difícil de lograr. Hay que llegar al punto en que los niveles de implicación entre los que forman parte del equipo estén sincronizados. Porque cualquier desequilibrio en este punto puede resultar un problema a medio plazo cuya solución no resulta en muchos casos sencilla.

Por otro lado, la creencia ciega de que aquello que haces, aquello que estás creando con tus propias manos, va a funcionar. La imagen futura del éxito de tu idea.

Es muy importante tener claro desde el primer segundo en el que te ronda la idea de emprender por la cabeza que este camino sólo tendrá un final feliz si la palabra fracaso jamás aparece en tus pensamientos.

Aprender a confiar en tí sobre todas las demás cosas es la pieza fundamental, el verdadero motor para el éxito.