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Box sale a bolsa con una oferta pública de 250M$

Finalmente los rumores se confirman y Box, la plataforma de almacenamiento en la nube, saldrá a bolsa con una oferta pública de 250 millones de dólares.

Según comentan en Mashable, la propia empresa ha afirmado que no tiene una expectativa de beneficios a corto plazo y que se requerirán fuertes inversiones para hacer frente a los desafíos que otros grandes competidores (Dropbox, Google Drive, etc.) les puedan presentar.

Box cuenta con más de 25 millones de usuarios registrados pese a que el 93% de éstos son usuarios gratuitos, aunque si que presta servicios de pago a 34.000 empresas.

Las acciones de Box aparecerán en la bolsa de Nueva York bajo el nombre: BOX. Este movimiento demuestra un alejamiento de las start-ups tecnológicas del conocido mercado de valores Nasdaq.

La industria del almacenamiento online ha sido una de las más competitivas y con un crecimiento más rápido en el mundo de las nuevas tecnologías. Tanto Box como Dropbox son los actores más jóvenes de una industria que actualmente incluye competidores de la talla de Google, Microsoft o Cisco.

La precipitación de este y otros movimientos similares (Dropbox también planea su salida a bolsa) pueden deberse en parte a las nuevas estrategias agresivas de las grandes, como Google, que ha rebajado sensiblemente sus planes de precios para el almacenamiento online.

«El mercado en el que participamos es intensamente competitivo, y si no competimos eficientemente, nuestros resultados operativos pueden verse dañados» comentaban fuentes de la compañía durante el proceso de salida a bolsa.

Box fue fundada por Aaron Levie y Dylan Smith en 2005 y recibió por aquel entonces 350.000 dólares de inversión por parte de Mark Cuban. A esto le siguió un año después más de 1.5 millones de dólares en una ronda de inversión. Actualmente cuenta con una inversión total de cerca de 420 millones de dólares y en su última ronda de inversiones la compañía se valoró en 2.000 millones de dólares.

Esto no hace sino demostrar el camino directo que está tomando toda la tecnología impulsado por dos motivos esencialmente técnicos: el aumento exponencial del ancho de banda y la mejora de la capacidad de proceso de los sistemas. Gracias a ello, el concepto de «cloud computing», tan interesante pero inabarcable hace unos años, es ahora una realidad y, lo que es más importante, una jugosa oportunidad de negocio en muchas áreas.

Vía | Mashable

Hacia qué modelo de ventas se dirige Internet

La llegada de Internet al público general de forma masiva ha traído consigo la adopción de nuevas costumbres y la adaptación de viejos sistemas para poder dar respuesta a las necesidades de una tipo de usuario cada vez más específico.

En términos económicos, Chris Anderson acuñó hace unos años en un artículo publicado en la revista Wired el concepto «Long Tail» (Larga cola) [es.wikipedia]. De forma muy resumida y simplificada, la larga cola define un modelo de negocio basado en una plataforma de ventas de muchos productos específicos que tienen una gran masa de futuros compradores. Conocidos también como mercado de nichos, y que se enfrentan a los conocidos como mercados de masas donde pocos productos «best-seller» se venden de forma masiva.

La teoría de Anderson viene a decirnos que es posible, en determinadas situaciones, que ese mercado de nichos pueda superar al mercado de masas.

Un ejemplo claro lo tenemos con las plataformas de venta online Amazon, iTunes, AppStore, Google Play, Spotify, etc., cuya fuente de negocio en muchos casos no se basa tanto en la venta específica de una cantidad pequeña de productos sino en la suma de pequeñas ventas de forma masiva.

La evolución de estos modelos, sin embargo, muestra una clara tendencia hacia la aparición de oligopolios: para poder ofrecer un servicio de calidad con tanta cantidad de productos que den respuesta a las variopintas necesidades de los usuarios en Internet se necesita disponer de un respaldo económico y en infraestructura muy potente. Y esto puede resultar peligroso para la competencia y el desarrollo de alternativas comerciales en la red.

Es complejo, por tanto, plantearse actualmente lanzar una idea de negocio de ventas online que pueda hacer competencia a estos grandes dominadores del mercado salvo si entendemos el valor añadido, el elemento diferenciador de nuestro producto como la piedra angular de nuestro proyecto.

Y aún así, en el caso de que nuestra idea tenga éxito, existe una alta probabilidad que estos «grandes monstruos» de la economía en Internet terminen absorbiéndonos o, lo que es infinitamente peor, replicando nuestra idea a un coste menor.

Por eso es fundamental, al menos desde mi punto de vista, que una idea de negocio sea un elemento vivo, en constante desarrollo, que se autorediseñe sin cesar y que siempre vaya por delante del resto.

¿Difícil? Mucho.

¿Imposible? Imposible no hay nada.

Una propuesta

 

Ayer, 14 de Noviembre, fue convocada una Huelga General con el objetivo de mostrar el descontento popular con las medidas adoptadas por el gobierno en los últimos tiempos.

Obviando un poco los colores y la ideología detrás de este tipo de convocatoria, siempre he pensado que en esta vida la opinión respecto a algo conlleva, como tal, una crítica. Y esta crítica puede ser de dos tipos: constructiva o destructiva.

Puedes opinar sobre la forma de vestir de alguien diciendo «yo no sé cómo puedes salir así a la calle» o bien «no me gusta como vas, ¿no crees que igual si combinas ese jersey con estos pantalones irías mejor?». La diferencia como se observa a simple vista es notoria y creo que todos estaremos de acuerdo en que la segunda forma es mucho más positiva que la primera.

Es por ello que si aplicamos la misma idea al terreno de la política, deberíamos intentar evitar comentarios como «La culpa es de XXX que es un inútil» o «Es que tal partido político es …» y plantear alternativas reales y, sobretodo, realistas, ante la dificlísima situación económica a la que nos estamos enfrentando.

Aquí va, desde esta humilde ventana a la red, una de las mías.

No soy licenciado en economía y mis conocimientos económicos están excesivamente ligados a las matemáticas y las ciencias puras como para poder alcanzar a entender los entresijos que mueven el mundo económico actual. Pero como en toda ciencia, y al fin y al cabo la Economía lo es, existen una serie de principios fundamentales sobre los que luego asentar todas las teorías. Y así como la velocidad de la luz es una variable fija e inamovible en toda la Física, considero que para que haya desarrollo y crecimiento deben coexistir dos elementos en nuestra sociedad:

– Producción y consumo.

Producción

Sólo produciendo algo que merezca la pena ser comprado podremos integrarnos en un mercado tan sumamente globalizado como el actual, por eso, parte de mi propuesta viene a decir que o se invierte en I+D+i o estamos bien jodidos fastidiados. No podemos competir, ni en sueños (y dudo que queramos) con mercados como el chino o el de otros países donde los costes de personal rozan la esclavitud y, por ende, disponen de unos precios imbatibles.

¿Alternativa? Produzcamos algo de calidad, que merezca el precio que le ponemos, que se convierta en referente de mercado. Convirtámonos en pioneros. Tenemos a nuestra disposición de una cantidad impensable hace unos años de personal altamente formado y cualificado, preparado para investigar y dar a luz proyectos que coloquen a España a la cabeza de la innovación.

Permitamos que los miles de jóvenes con ideas frescas y con ganas de cambiar el mundo tengan la posibilidad de crear un negocio sin las trabas actuales ni la necesidad de un desembolso económico inicial que tanto les limita actualmente.

En EE.UU. siguen la norma de fracasa mucho, fracasa rápido. Aquí no puedes fracasar más de una vez porque ya estás arruinado. Entendamos que emprender es una carrera en la que el resultado final es el benificio para la sociedad. Permitamos alcanzar ese beneficio. Dejemos que las ideas tengan hueco y espacio para crecer.

Consumo

Reitero que mis conocimientos sobre economía son muy limitados, pero aumentando los impuestos, tanto directos como indirectos, no creo que se favorezca excesivamente al consumo. En una situación como la actual, quizá sea factible plantearse renegociar la deuda que nos oprime (bajo la amenaza de hacerla odiosa si hace falta) bajo el estricto cumplimento de unas reglas de juego que impidan, por ejemplo, que una gran parte del dinero recaudado se destine a pagar desfalcos políticos o bancarios y dejar que la justicia actúe con todo su peso sobre aquellos que realmente están ensuciando la imagen de nuestro país: sus políticos y sus gestores económicos.

Es inconcebible que una persona que gestiona su negocio para sobrevivir (o malvivir según se mire) esté arriesgando su patrimonio y, en algunos casos, hasta su libertad mientras que aquel que gestiona el dinero de los españoles pueda no sólo salir indemne de una gestión nefasta sino además indemnizado. Si un político o un banquero lo hace mal, que lo pague.

Pero volvamos al tema del consumo, rebajando la carga impositiva tendríamos posiblemente una reactivación de ese consumo que, al fin y al cabo, es la gasolina que mueve cualquier economía.

Menos impuestos, más facilidades para crear empresas, renegociar la deuda y llevar al extremo el control presupuestario de políticos, banqueros. Inspecciones reales de la función pública . Eliminación de cargos de confianza. Penas de cárcel para aquellos que comentan fraude en cantidades importantes de dinero. Penas de cárcel para aquellos que cometan fraude con dinero público.

Todo son propuestas que, desde mi punto de vista, supondrían una alternativa a lo que se viene haciendo y que, demostrado queda, no está sirviendo sino para hundirnos más en la miseria que nos ha traído esta condenada crisis.

Y no son mías. Las escuchas en la calle, en cualquier barra de bar, en una charla distendida con amigos entre tazas de café. Y no somos economistas. No somos políticos.

Quizá esa sea la diferencia.