El formato Blu-Ray comienza a ser cada vez más conocido y muchas de las películas que pueden adquirirse actualmente salen ya usando este sistema.

El problema que se nos plantea a muchos es que, si intentamos ver un poco más allá, llegamos a la conclusión de que el proceso de decadencia de este formato está comenzando.

¿Cómo es posible que un sistema que todavía no esté implantado esté ya muerto? La respuesta es sencilla, el desarrollo del formato se basó en las reglas del juego de hace 5 o 6 años. Las cosas, nos guste o no, han cambiado.

Actualmente, en la era de las memorias flash del tamaño de una uña, pretender comulgar con un formato tan engorroso como es el del disco compacto se antoja para muchos más una imposición que un avance.

El Blu-Ray (y el defenstrado HD-DVD) pueden tener muchas ventajas, no lo niego, entre las cuales sus defensores ensalzan su alta capacidad, las novedades tecnológicas que nos presentará su formato en la reproducción del hogar, su interactividad, etc.

A esto yo siempre responderé lo mismo: ¿Y qué?. Todas esas ventajas se evaporan frente a las que presentan las memorias flash.

Y es que los disco compactos se rayan, se estropean, no son regrabables (a no ser que te gastes 3 veces más en uno así) y, sobretodo, requieren de hardware adicional.

Por eso, en la actual etapa de lo quiero ahora, lo quiero ya, y lo quiero bonito, el Blu-Ray tiene las horas contadas.

D.E.P. Blu-Ray.