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Mes: agosto 2016 (página 1 de 1)

Crítica: Al final del túnel (2016)

Al cine argentino le pasa un poco como a Messi: o lo adoras hasta casi endiosarlo o lo defenestras hasta cubrirlo de lodo.

Y en cierto modo esta dicotomía no anda lejos de ser justa. El cine argentino es… especial.

Al final del túnel (Rodrigo Grande) es de aquello que llaman «coproducción» hispanoargentina y que viene a significar que hay actores de ambos lados del charco y que la plata también se reparte. Lo que suma, y mucho, es el talento de ambos países.

Si uno salva el efecto relativamente desagradable que provoca ver a Clara Lago impostando el acento porteño, esta película es de las de guardar en el cajoncito de «buenas pelis» para cuando uno tenga algún rato libre.

Para empezar tenemos a Leonardo Sbaraglia. ¡Qué porte tiene este señor siempre! Hasta cuando hace de tullido se come la pantalla por los cuatro costados.

Así, un Sbaraglia lisiado es quien nos introduce en una historia oscura, de engaños (a los personajes y al espectador), algunos evidentes y otros menos, con el telón de fondo de un atraco a un banco.

A la Lago la vemos crecer conforme se desarrolla la historia, ya digo, superando el estupor que produce tener la sensación de que la están doblando. Y para cerrar el trío mágico de actores, un genial Pablo Echarri que hace de malo, pero de malo malísimo. De esos que te provocan un miedo atroz casi desde su primera línea de diálogo.

Con estos mimbres, sólo nos faltaba una cosa, que la historia mereciera la pena, y teníamos una película redonda. Y, contra todo pronóstico, así fue. Una cinta que te mantiene taladrado a la butaca sus dos horazas de duración y que por momentos convierte a la atmósfera de la sala de cine en casi irrespirable.

Ya digo, cine argentino. Una lotería.

En esta, toca el premio.

Nota: 8/10

Reseña: Martes con mi viejo profesor – Mitch Albom

«Una vez que sepas cómo morir, sabras cómo vivir.» Morrie Schwartz

De vez en cuando, a veces por casualidad y otras veces porque alguien lo pone en tus manos, terminas perdiéndote entre las líneas de un libro que tiene un sabor especial.

Martes con viejo profesor es uno de esos libros.

La Historia

Esta novela autobiográfica está escrita por Mitch Albom y relata los encuentros de éste con su antiguo profesor de universidad Morrie Schwartz.

Tras graduarse, Mitch le promete a su profesor mantener el contacto, pero su dedicación al trabajo pronto hace que se olvide de su promesa.

Dieciséis años después, Mitch ve a su antiguo profesor salir por la televisión en un programa de máxima audiencia: tiene ELA, una enfermedad sin cura.

A partir de ahí decide retomar el contacto con él y tratar de recuperar el tiempo perdido.
La novela cuenta cada uno de los encuentros (siempre los martes) entre el alumno y el profesor y sus charlas acerca de los grandes aspectos de la vida humana.

Los Personajes

Mitch Albom: Conductor de la historia. Es el ciudadano de a pie, con el que el lector probablemente se sienta más identificado. Se trata del catalizador, del elemento que nos permite a nosotros convertirnos también en alumnos del profesor Schwartz y aprender mientras la historia se desarrolla.

Morrie Schwartz: Protagonista fundamental de la novela. Es el maestro, el mentor. El alma bondadosa y sabia que se tiene que enfrentar con la terrible noticia de una muerte anunciada. El tiempo que le resta lo decide pasar transmitiendo aquello que la vida y la experiencia le han enseñado.

Mi opinión

Nadie puede negar que Martes con mi viejo profesor se trata de un libro de autoayuda (o cuanto poco de ensayo filosófico) al estilo de, por ejemplo, El Alquimista de Coelho. Así, en ambos, es una historia narrada la que hace de hilo conductor y de la que se sirve el escritor para transmitirnos sus ideas acerca de temas trascendentales.

Sin embargo esta novela está francamente mejor que el libro del brasileño.

Tanto en El Alquimista como en otros muchos libros de los considerados de autoayuda, uno se encuentra pronto con los hilos de la marioneta artificial que pretenden vendernos. Y al descubrir la explicación al truco, el prestidigitador queda en evidencia. En el libro de Mitch Albom, la voz de una persona real, con sus problemas reales, que se enfrenta a un final por el que todos hemos de terminar pasando, resuena con el potente eco que proporciona nuestra relación con la muerte.

En esta novela no hay tanto artificio, tanta solución mágica y maravillosa, tanto camino hacia ninguna parte que nos lleve, de forma milagrosa, a descubrir nuestro potencial. Aquí, Morrie Schwartz se dedica exclusivamente a enseñarnos, a base de arrancar capas de superficialidad a nuestra existencia, que el ser humano viene a la vida para vivir. Y por sencillo y simplista que parezca, muchas veces nos olvidamos.

Cegados en esa carrera por obtener cada vez más cosas, ser cada vez más grandes y llegar cada vez más alto, olvidamos nuestra verdadera razón de ser. Lo que nos hace únicos y, a la postre, nos termina convirtiendo en eternos: nuestra capacidad de amar.

Es el amor el motor del ser humano, la verdadera quintaesencia de su existencia, su mayor don. Sólo una vida en la que hayamos amado, en la que nos hayamos sentido amados y en la que terminemos amando las cosas que hacemos, es una vida plena.

Conclusiones

Martes con mi viejo profesor es una novela corta y de lectura fácil a la que merece la pena dedicar un par de ratitos cualquier tarde de verano si, con ello, nos hace reflexionar acerca de los temas que de verdad importan.

Nota: 7/10

Reseña: Danza de Dragones (George R.R. Martin).

Después de unas cuantas semanas de lectura hoy he dado por concluido, al menos temporalmente, mi viaje a Poniente y mi paseo por el Muro. Con Danza de dragones termina, por ahora, la saga escrita de George R.R. Martin conocida como Canción de Hielo y Fuego.

Ha sido un viaje complicado, plagado de subidas y de bajadas que hace de esta pentalogía una de las sagas más largas que recuerde haber leído.

La historia

Danza de dragones prosigue la historia más o menos donde Tormenta de Espadas (el tercer libro) lo dejó. Muchos sabéis que Festín de Cuervos, el cuarto libro, es casi coetáneo a Danza de Dragones sólo que está protagonizado por personajes distintos.

[su_box title=»Aviso importante» style=»bubbles» box_color=»#cb5509″]A partir de aquí, la reseña contiene spoilers, desvelando parte de la trama de la saga, en especial de los libros anteriores. Lee bajo tu propia responsabilidad. [/su_box]
Todo Poniente está patas arriba, Jon, nuevo Lord Comandante de la Guardia de la Noche, se enfrenta al más terrible de los peligros con la llegada de los Caminantes Blancos.

En el Trono de Hierro se sienta el joven rey, Tommen Lannister, marioneta de su madre Cersei. Sin embargo, la llegada de un nuevo Septón Supremo cambiará por completo el equilibrio de fuerzas en Desembarco del Rey.

Más allá del Mar Angosto, en la bahía de los esclavos, Daenerys Targaryen, la Madre de Dragones y heredera (o aspirante, porque a este paso ya todos lo son) al trono de los Siete Reinos, se debate entre su responsabilidad como libertadora de los esclavos y su legítimo derecho al trono.

Y entre tanto, nuevos personajes, nuevos peligros, nuevos giros inesperados de la historia hacen que todo se entremezcle para formar una gran enredadera de historias que sumergen al lector en un mundo complejo pero totalmente definido.

Los personajes

Si bien no voy a listarlos todos, si que haré un breve repaso de los que yo considero claves.

Jon Nieve: Para mi uno de los grandes personajes de la saga. Bastardo de la casa Stark, en este libro madura dado su nuevo puesto de responsabilidad convirtiéndose en un verdadero gobernador. Sin embargo siguen atormentándole los mismos miedos, sigue sintiéndose culpable por la caída de Invernalia, por la desaparición de su casa. Añora a todos aquellos que fueron en su día su familia.

Daenerys Targaryen: La gran protagonista de la saga. Sin duda. De corazón bondadoso pero descendiente de la más grande y poderosa de todas las casas de Poniente. La verdadera y legítima heredera al Trono de Hierro. Su destino le hace tener que cambiar sus planes y liberar las Grandes Ciudades de esclavos. Conocerá el amor, la pasión y la traición, y crecerá para seguir acercándose a ser la gran reina que todos deseamos que sea.

Tyrion Lannister: Tras asesinar a su padre a sangre fría, comienza un periplo que lo irá acercando cada vez más a Daenerys. Si Jon sufre un lento pero notable proceso de maduración, la evolución de Tyrion es prácticamente nula durante todo el libro. Teniendo en cuenta que es mi personaje favorito, es algo que echo mucho en falta.

Cersei Lannister: Su historia comienza a dar un giro extraño cuando pasa de ser una conspiradora a estar bajo el yugo de la Fe y tener que arrastrarse para poder sobrevivir. Futuro incierto el que le espera a esta hija de la Roca, reina regente y madre del actual rey. Demasiadas intrigas a sus espaldas.

Ramsay Bolton: Se erige como el malvado por excelencia. Como la detestable sabandija sádica que todos queremos ver morir. Un personaje que pasa de secundario a convertirse en fundamental y sobre el que se sustenta buena parte de la narrativa del quinto libro.

Arya Stark: La que más promete de todos. Siento verdadera pasión por su historia con el Dios de mil rostros, y ardo en deseos por saber cómo terminará su historia. Lo que comenzó en Festín de Cuervos encuentra en Danza de Dragones su digna continuación. ¿Quién eres?. Nadie. Mientes.

Análisis

Es cierto que Martin ha concebido un mundo increíblemente grande con su saga. Y con este mundo tan enorme, uno corre el riesgo de perderse.

Lo que en Tormenta de Espadas supuso un golpe para el lector, por aquello de enlazar tantas muertes de personajes importantes de forma sucesiva y poner todo ese mundo del revés, ha sido un gran lastre con el que ha tenido que lidiar el escritor en los siguientes dos libros. Demasiados hilos sueltos, demasiadas historias a medio tejer, que hacen que el lector pierda a veces el sutil equilibrio entre el interés y la desidia. Cuando asesinas a personajes carismáticos y lo conviertes en una costumbre, terminas rodeándote de personajes secundarios de los que, ya desde el primer momento, el lector prevenido se distancia.

Durante todo Danza de Dragones uno tiene la sensación de que todos sus personajes se dirigen constantemente a algún lado pero nunca llegan. Ni siquiera esos cortes llenos de suspense al finalizar un capítulo tienen el nivel al que se llegó en los libros anteriores. Es ese tipo de lectura en el que uno no descansa como deseando que suceda algo que nunca llega a suceder.

Otro de los grandes peros de esta entrega está relacionado con el nivel de verosimilitud. Todos sabemos que se trata de un libro de fantasía, ambientado en un mundo en un contexto histórico similar al medievo, pero con magia, dragones y seres extraños. El problema aquí nace cuando a un único personaje, le suceden tantas cosas en tan poco tiempo (de las que curiosamente sale airoso), que uno empieza a cuestionarse cosas.

Por lo demás, Martin se prodiga en las descripciones y se le ve muy cómodo hilvanando historias de casas antiguas y creando nuevas aventuras de los herederos de las mismas. Ha convertido su saga en un gigantesco tablero de juego en el que cada mínimo detalle está cuidado hasta casi la extenuación.

Conclusiones

No es el mejor libro de los cinco, tal vez no es ni el segundo mejor, pero Danza de Dragones es una digna continuación de la saga. Mantiene abiertas prácticamente todas las posibilidades y, siguiendo su dinámica, deja dos o tres sorpresas inesperadas.

No obstante, Martin debería plantearse empezar a bajar ya la inmensa montaña que está escalando, porque se puede empezar a tener la sensación de que no se ve la cima. Como le puede suceder a Rothfuss con su saga, a Canción de Hielo y Fuego hay que ir preparándola ya para su final, para cerrar todas esas historias de una forma satisfactoria, para que este mural del que ahora sólo tenemos retales, se convierta en una verdadera obra maestra.

Nota: 7/10