Blog personal de Sergio Madrigal donde encontrar textos sobre ciencia y tecnología, psicología, cine y literatura y quizá alguna cosita más.

Mes: julio 2015 (página 1 de 1)

Reseña: Solaris – Stanislaw Lem

Tenía un grato recuerdo de mi primer contacto con Stanislaw Lem por su increíblemente divertida novela Cuentos de Robots; no en vano lo consideré el mejor libro de mi lista de 2013.

Mi segundo libro de este autor polaco fue su famosa Solaris, llevada al cine en dos ocasiones, la última protagonizada por George Clooney.

Recuerdo esa película por ser, tristemente, la primera (y última por ahora) vez en mi vida que me he dormido en una sala de cine.

El caso es que había leído en distintos foros que la novela era bastante mejor, como suele suceder, y que a cualquier amante de la ciencia ficción no debería pasársele leerla.

Pues bien, allá que he ido y mis impresiones son un poco ambivalentes.

El argumento

Solaris trata sobre lo que le sucede a Kris Kelvin durante su estancia en la estación de observación situada sobre el mar de Solaris. Resulta que hace años la humanidad descubrió este planeta y asistió a lo que se pensó fue el primer contacto entre distintas especies. Parece que ese inmenso océano que cubre la práctica totalidad del planeta tiene inteligencia.

Tras muchos años de investigación y después de una inicial euforia por lo novedoso de la situación, la evolución de los trabajos en Solaris se estanca.

Y es aquí donde Kelvin llega a la estación y entonces… empiezan a pasar cosas.

Solaris no es ciencia ficción

Decir que Solaris es ciencia ficción es hacerle un flaco favor a la novela. Está claro que estando ambientada en el futuro, con viajes interestelares de por medio y con interacciones entre humanos y posibles extraterrestres, tenemos los ingredientes perfectos para una historia Sci-Fi. Sin embargo Solaris es mucho más un ensayo filosófico acerca de la propia existencia del ser humano, de la antropomorfización de nuestros anhelos de contacto con otras especies, de nuestras limitaciones como raza y de nuestros miedos y nuestras debilidades.

Buena idea, buen contenido pero con altibajos

Lo cierto es que la novela va creciendo en intensidad y hay momentos en los que te puede tener absorto. No obstante Lem se pierde muchas veces en extensas y a veces aburridas descripciones acerca de las investigaciones que se llevan a cabo en el planeta, de las distintas corrientes de pensamiento, etc.

Está claro que la idea que subyace a esta parte de la narración es realizar una comparativa de la evolución del pensamiento humano a lo largo de la historia adaptado a un nuevo elemento en su entorno como es el descubrimiento de un planeta habitado. Y lo cierto es que en algunos momentos esa analogía roza la genialidad. Pero el exceso de datos inconexos que pretenden dotar al texto de cierta entidad científica se torna por momentos algo farragoso y pesado de leer.

Un buena opción este verano

Lo interesante del libro, algo que además ha caracterizado a las dos obras que he leído de Lem, es la aproximación alejada de lo que consideramos normal a determinados hechos.

Siempre nos hemos preguntado qué sucedería cuando estableciéramos contacto con otras especies asumiendo que éstas hallarían la forma de comunicarse con nosotros. Lem analiza el contacto desde la perspectiva de la existencia de una brecha de comunicación que hace ininteligibles los lenguajes de uno y otro bando.

Para esos momentos de calor, nada mejor que vivir las aventuras de un humano en un mundo remoto donde el mar, además de fresquito, es inteligente.

Nota: 6/10

Silencio por favor: esto es un cine.

Tal vez soy un bicho raro, pero si voy al cine es para disfrutar de la experiencia de ver una película en una sala con una pantalla gigante y un sistema de audio increíble.

Últimamente me he dado cuenta que me estoy volviendo cada vez menos tolerante con las personas que no entienden el cine como yo.

Aquellas que deciden que el cine es un buen sitio para merendar y, por tanto, se traen sus buenos platos de nachos o su menú del McDonalds.

Aquellas que entienden que el cine también es un lugar de reunión y de interacción social y se dedican a charlar de temas varios mientras la película intenta captar su atención.

También me he vuelto poco tolerante (quizá menos que nunca) con los que no entienden el concepto «apaguen sus teléfonos móviles» y los ves chateando por Whatsapp o revisando el Facebook en medio de la proyección. O lo ya inconcebible, hablando por él.

Si fuera por mi, prohibiría la comida en los cines e instalaría inhibidores de frecuencia para desactivar los datos de los teléfonos.

No soy ningún purista del cine, pero me gusta. Me gusta la sensación de estar en un sitio donde sumergirte en una historia, donde envolverte de futuros distópicos, de pasados dramáticos o de intensas historias de terror.

Me gustan prácticamente todos los géneros y soy muy dado a valorar una película por su capacidad de despertar en mi alguna emoción.

Pero difícilmente voy a poder involucrarme plenamente en la historia que me están contando si tengo a mi lado el tufo del queso de unos nachos y el constante crujir de los mismos y, al otro lado, a dos super amigos que se tienen que poner al día justo en el momento más tenso del thriller proyectado.

De verdad, hago un llamamiento a estas personas, por si les queda un resquicio de humanidad, de respeto por el arte… Hay miles de cafeterías, de restaurantes, de lugares geniales para hacer todas esas cosas que no deberíais estar haciendo en una sala de cine.

Aprovechad la oportunidad y hacedme el favor.

Al cine, a ver la película.

Crítica: Del revés (Inside Out)

Si todavía crees que el cine esconde magia entonces Pixar es nuestro Merlín moderno.

No contentos con la revolución que supuso Toy Story, con lo divertida que fue Monstruos SA, con las pequeñas grandes joyas que nos brindaron con Up, Ratatouille o la maravillosa Toy Story 3, llegan ahora y nos vuelven a dejar sin palabras con Del Revés.

Del Revés (Inside Out) es, para mí, sencillamente la mejor película de Pixar. Con esto está dicho todo.

Habrá gente que la tenga algunas posiciones más abajo en la lista porque Pixar se ha encargado de desarrollar un imaginario con el que hemos construido nuestros sueños muchos de nosotros. Pero con Del Revés han vuelto a coger la rueda y en un juego de prestidigitación magistral han cuadrado el círculo.

Es tan redonda, está tan tremendamente cuidada en los detalles, tan inmensa en su contenido que su hora y media de metraje es una auténtica delicia para los sentidos.

El argumento

La historia se basa en Riley una jovencita de 11 años que empieza a sufrir una serie de cambios cuando sus padres deciden mudarse a otra ciudad dejando atrás su vida. Aunque, en realidad, no es ella la protagonista de la historia sino sus emociones.

Las cinco emociones básicas: Alegría, Tristeza, Miedo, Asco e Ira, son aquí las importantes. Su evolución a partir de los cambios que sufre Riley va asociada a una estupenda historia de aventuras que involucra a muchas de las partes de nuestro cerebro y que muestra de una forma tan divertida como increíblemente bien documentada cuál es su función en la definición de nuestro comportamiento o de nuestra personalidad.

Mucho más que una película de animación

Lo grandioso de Del Revés no es su cuidada estética, ni siquiera es su tremendamente bien fundamentada base científica, lo auténticamente maravilloso de esta película es su guión: una odisea con las emociones de protagonistas mediante la que el espectador se sumerge en su propia mente. Indagando, al compás de las divertidas aventuras de las emociones de Riley, el por qué de las cosas, la razón de existir de los distintos colores con los que vemos la vida.

El film va masticando una idea, como el que disfruta de un bocado suculento, demenuzando y saboreando sus matices para terminar con una explosión en uno de los finales más emocionantes y emocionales que recuerdo.

El truco, si es que lo hubiera, está en que el espectador se identifica de una forma tan clara, simple y honesta con esas emociones que es imposible no dejarse llevar.

Cine familiar

Si la definición exacta de cine familiar es la de cine para toda la familia, entonces Del Revés es el máximo exponente del cine familiar en la historia del celuloide.

Cine para los más pequeños pues las aventuras de la energética Alegría, la apesadumbrada Tristeza, el divertidísimo Miedo, la especial Asco o el terremoto de Ira conseguirán entretener y de qué manera a los peques de la casa.

Cine para los no tan pequeños porque Del Revés es una verdadera historia de descubrimiento, de viaje iniciático por el mundo de las emociones hasta llegar a comprender la complejidad de las mismas con el pasar de los años. Una demostración tridimensional que nos dice que aquella sensación de que cuando éramos más pequeños las cosas eran más sencillas no se aleja tanto de la realidad.

Clásico del cine

Del Revés va a ser de esas películas que tienes en la estantería y que una tarde de domingo decides volver a ver por trigésimo cuarta vez. Una historia que mis hijos disfrutarán sin lugar a dudas porque no sólo se divertirán sino que entenderán que toda emoción juega su papel en el desarrollo de nuestra personalidad. A todas y cada una de ellas hay que tenerles el cariño y el respeto que se merecen, apreciarlas en su justa medida, entenderlas y aceptarlas.

Porque al final de eso se trata, la verdadera felicidad se alcanza cuando conseguimos alcanzar el equilibrio emocional.

Gracias Lasseter por esta pequeña gran maravilla que nos has brindado.

Nota: 10/10

Hacia dónde se dirige la distribución de contenidos

Somos un país de piratas.

No lo digo yo, lo dicen muchos estudios realizados en nuestro país que nos colocan a la cabeza de los países consumidores de contenidos protegidos por derechos de autor de forma ilegal.

Ahora bien, mi pregunta es: ¿lo somos por voluntad o por necesidad?

No quiero entrar en el debate de si la cultura debe ser gratuita o no.

Mi objetivo es otro, la pregunta que lanzo va en otra dirección: ¿dispone España de las plataformas necesarias para proporcionar un servicio de distribución de contenidos a la altura de los tiempos que corren?

Mi respuesta en este caso es mucho más sencilla: no.

Falta de innovación

En España llevamos unos cuantos lustros a la cola de la implantación de las nuevas tecnologías.

Junto a las conexiones con anchos de banda lejos de los países más desarrollados, nos encontramos con la práctica inexistencia de plataformas que faciliten el consumo de contenido.

Con la llegada de Spotify vimos la respuesta a esta necesidad. El gran logro de Spotify en realidad son dos: cantidad y facilidad. Una aplicación multiplataforma sencilla de utilizar unida a la posibilidad de escuchar prácticamente de todo.

¿Por qué no existe algo similar para series/cine?

Pese a que no tengo una respuesta consistente, intuyo que tiene mucho que ver con la segmentación del mercado y con los intereses de los grandes (ahora más bien el gran) sistemas de pago por visión con Movistar+ a la cabeza. Un sistema que te permita consumir sólo aquello que realmente quieres pagando por ello un precio sensato, mucha gracia no les hace.

Y en esas estamos, utilizando canales alternativos por la falta de soluciones reales que cubran las necesidades de los consumidores.

Pero eso sí, la piratería es culpa de el español medio, que lo quiere todo gratis.

El futuro

Parece que la llegada de Netflix a España puede suponer un pequeño cambio en el panorama actual.

Digo pequeño debido a que su catálogo es reducido. No obstante se presenta con un modelo de negocio similar al de Spotify y esto es lo que resulta verdaderamente interesante.

Los próximos meses se aventuran divertidos en cuanto a movimientos de las operadoras y de sus ofertas. La gran incógnita es si se acercarán a un modelo más adecuado a lo que la actual tecnología les permite o seguirán ancladas en fórmulas del pasado.

9 cosas que hacen las personas productivas, o no.

Resulta curiosa la cantidad de artículos relacionados con la productividad personal que pretenden darnos una visión de lo que esos seres tan geniales conocidos como «personas hiperproductivas» realizan en su día día.

Es como si imitándoles, encontrásemos la piedra filosofal y nos convirtiéramos en los próximos Steve Jobs.

Veamos, como ejemplo, este artículo publicado en Techcrunch y titulado de forma rimbombante como 9 things the most productive people do every day (Las 9 cosas que las personas más productivas realizan cada día).

1. Leer

  • Esto es bastante obvio ya de por sí pero, por si acaso, lo recalcan. Leer culturiza, leer mejora nuestra creatividad, nuestra capacidad de expresión tanto oral como escrita, nos mejora como personas. Me parece bien aunque no encuentre una relación directa con la productividad personal.

2. Dormir

  • Sigamos con lo evidente. Las personas super productivas… ¡duermen! Lo creas o no, necesitan dormir. No contentos con ello recomiendan echarse una siesta de entre 1 y 2 horas algo que, desde mi punto de vista, no es que no sea positivo sino que es hasta desaconsejable.

3. Comer en casa

  • Para empezar: quien pueda. Pero más allá de eso ¿por qué? Según explica el artículo porque tardan en servirte (asumiendo que comes fuera y no tu comida en el trabajo). Lo increíble es que aseguran que ahorras entre 1 y 2 horas por hacer comidas de ¡ 10 minutos ! Otro gran consejo… para morir temprano.

4. Desházte de cosas

  • Junto con esta nueva corriente de coaching y productivdad ha venido aparejada una adaptación de la cultura oriental asociada al Zen y a eso que aquí en occidente se ha llamado mindfulness. Lo cierto es que está genial eso de aplicar cosas como simplificar, deshacerse de lo que no es importante, etc. Pero una cosa es ser una persona organizada y otra pretender que por tener la mesa completamente vacía y siguiendo el Feng Shui, te aparezca la inspiración y te conviertas en super productivo. No funciona. Os lo digo yo.

5. Sin noticias

  • Olvídate de la actualidad. Olvídate de lo que sucede en el mundo, porque a ti te da igual, eres alguién súper productivo al que se la trae floja lo que a día de hoy pasa en su entorno. Consejazo ¿eh?

6. Sin reuniones

  • Que las reuniones son a veces una completa pérdida de tiempo es un hecho. Ahora bien, algunas son necesarias y correctamente enfocadas son tremendamente productivas (luego estos gurús del coaching vienen con que si brainstorming y sinergias).

7. Sin teléfono

  • Probablemente lo único sensato del artículo pero que se ha repetido hasta la saciedad. Olvidarse de las redes sociales y del teléfono sí que produce un aumento increíble de la productividad siempre y cuando lo asocies con estar centrado y dedicado a tu trabajo.

8. Email

  • Yo no sé la obsesión que tiene la gente con la gestión del correo electrónico. Asumo que se tienen que pasar media mañana dándole al botón actualizar porque de otro modo no lo entiendo. Al final se trata simplemente de reservar esos momentos muertos entre tareas importantes para manejar los correos que te llegan y organizarlos correctamente. No es tan complicado.

9. Experiencias

  • O ¿a qué huelen las cosas que no huelen? Porque lo que en realidad quiere decir es sencillamente que la productividad mejora con un cambio de enfoque que es, a su vez, recalcar la importancia de una actitud positiva en la vida. ¡Vaya descubrimiento! ¿eh?

Conclusiones

Al final uno termina dándose cuenta de que todos estos artículos repiten hasta la saciedad los mismos conceptos, conocidos de hace años, pero usando palabras grandilocuentes para convencernos de que existe una respuesta simple para la clave del éxito profesional. Humo y más humo en una sociedad que siempre anda buscando atajos.

Para no ser menos, aquí van mis tres consejos para ser una persona altamente productiva:

  1. Ama lo que haces.
  2. Disfruta mientras lo haces.
  3. Nunca dejes de soñar despierto.

¿Veis? Yo también se vender humo a lo Coelho.

Reseña: En verdad os digo… de Goyo Jiménez

Yo soy yo y mis circunstancias…

Bendita la risa, la carcajada. Bendita esa media sonrisa que termina en lágrimas al final de un chiste.

Si el sentido de la vida es ser feliz su ingrediente fundamental es, sin lugar a dudas, la risa.

El Teatro Olympia rendía este fin de semana un grato homenaje a la alegría con el espectáculo de Goyo Jiménez «En Verdad os digo».

Y allá que fuimos con la ilusión de pasar un rato agradable y echarnos unas cuantas de esas risas tan sanas.

Pero nos equivocamos de pleno.

Una cosa es pasar un rato agradable. Otra pasarte dos horas partiéndote la caja torácica a pleno pulmón hasta que casi no puedes ni respirar.

Conocía a Goyo Jiménez como muchos, de El Club de la Comedia y, sobretodo, gracias a YouTube. También lo recuerdo gratamente como el Capitán Fanega, ese personaje que Mota introdujo como Némesis del Tío de la Vara. Siempre me ha parecido un tipo muy gracioso, sobretodo con esas analogías tan geniales con los norteamericanos.

Ahora bien lo del otro día superó con creces todas mis expectativas. Dos horas, dos horas sin parar de hablar, sin dejar espacio para el respiro, carcajada tras carcajada en un auténtico monumento a la felicidad.

Goyo Jiménez no es solo un tipo gracioso, es un tipo culto e inteligente. Está calvo, lo cual implica que el Karma sigue funcionando (no lo podía tener todo) y derrocha tal cantidad de buen rollo que sales de allí queriendo comerte el mundo.

img_goyo

Juntar humor, inteligencia y cultura en dos horas en un teatro es lo más cercano a ser feliz por completo. Al menos para mi.

No quiero desvelaros nada del espectáculo, ni un pequeño chiste, porque merece la pena que disfrutéis de la experiencia completa, que probéis esa medicina mágica que sirve para los dolores del alma.

Bendita la risa, la carcajada, y bendito querido Goyo, que el sábado pasado, en dos horas que nos parecieron quince minutos, y con la que está cayendo, nos hiciste un poco más felices.