William Shakespeare dijo, «En las cosas humanas hay una marea que si se toma a tiempo conduce a la fortuna; para quien la deja pasar, el viaje de la vida se pierde en bajíos y desdichas.»

Siempre he visto la vida como una suma de ciclos, como páginas de un libro interminable que vas escribiendo sin darte cuenta que tienes cerca el final de la hoja. Y de repente sucede, te quedas sin espacio, se culmina un capitulo, se cierra una etapa y un nuevo espacio en blanco se presenta ante ti con la desnudez propia de un nacimiento.

Creo que los cambios se producen como resorte para mejorar, para alcanzar cada vez objetivos mayores, ya sea el crecimiento personal, profesional o de cualquier otro tipo.

Durante los últimos meses he tratado de ir recogiendo en mi mente las palabras justas para poder terminar una hoja de mi vida, sabiendo que llegaría este momento, el instante en que un nuevo capítulo por escribir aparecería ante mí.

¿Y ahora?

Puedo sentir esa mezcla de ilusión y miedo a partes iguales, ese olor a libros nuevos y libretas por estrenar y con él, esa sensación de incertidumbre por algo que desconozco.

Pero igual que otras veces, escribiré, y escribiré, y escribiré.

Y todas esas palabras serán en realidad pequeñas gotas de esa marea que un día decidí tomar.