Aunque es últimamente un concepto de moda, no es en absoluto nuevo. El «cloud computing» o el procesado/la computación en la nube es una idea que lleva ya muchos años forjándose pero que es ahora, cuando los acceso a Internet lo han permitido cuando está viviendo su edad dorada.

Por «cloud computing» entendemos que nosotros, como usuarios, no realizamos trabajo alguno y es un equipo que está en Internet el que lo realiza. De esta forma obtenemos cuantiosos beneficios: no requerimos de máquinas potentes para obtener resultados, abaratamos costes distribuyendo el trabajo, mejoramos la experiencia del usuario y su ubicuidad: ahora disponemos de los resultados desde cualquier equipo conectado a la red y favorecemos el desarrollo en grupo.

Spotify, Youtube, EyeOS son claros ejemplos de «cloud computing».

Sin embargo hay que cuidar mucho la dependencia que puede surgir cuando se trabaja con este tipo de soluciones, puesto que si en algún momento uno de esos recursos pasa a estar inaccesible (bien por caída de los servidores o bien por no disponer de acceso a internet), en muchos casos no se dispone de una copia de seguridad local y por tanto puede perderse.

El caso de Spotify es una buena forma de responder a esa necesidad: con las cuentas Premium uno dispone de la posibilidad de tener listas «offline», es decir, descargarlas en el PC y poder escucharlas aún cuando no se tenga acceso a internet o los servidores de Spotify tengan algún problema.

Quizá con la música no sea tan relevante, pero cuando uno trabaja con documentos importantes, es necesario que exista una solución sencilla y eficiente de disponer de copias de seguridad. (La estrategia de funcionamiento de Dropbox es un buen ejemplo de la solución híbrida).

Pero, volviendo a la música, muchos usamos con frecuencia Spotify y tenemos una buena cantidad de listas de canciones. ¿Os habéis preguntado qué sucedería si de repente Spotify deja de funcionar?