«… y ahora estamos camino de la frontera y disfrutando a poquitos la vida entera…»

Escuchando esta reversión de Maldita Nerea de un tema que hicieron hace tiempo con Los delinqüentes me viene a la cabeza la sensación de que muchas veces nos encontramos perdidos en un mundo plagado de necesidades que nos hemos ido creando con el tiempo. Esas necesidades, en realidad, nunca han existido pero una sociedad orientada al consumo desmesurado nos empuja de forma incosciente a querer más y más.

Pero si en este torbellino de deseos diferentes nos paramos y somos capaces de ver las cosas con más perspectiva, saliéndonos de nuestra propia concepción de la sociedad y olvidándonos de esos axiomas con los que la televisión, nuestro entorno y el resto de estímulos nos han programado, seguramente caeremos en la cuenta del descoumnal engaño en el que vivimos.

Tener más no es sinónimo de ser más feliz, más bien al contrario, tener más seguramente conllevará querer más y, por ende, necesitar más.

De vez en cuando hay que recordar cosas como «la alegría que se lleva al miedo, los buenos ratos, el sol de Enero y ver contigo cada amanecer.»

Porque… «probablemente no encontremos el camino, pero nos sobrarán las ganas de volar».

Y ése es el verdadero secreto de las Tortugas: hacer las cosas despacito y disfrutándolas al máximo.