Blog personal de Sergio Madrigal donde encontrar textos sobre ciencia y tecnología, psicología, cine y literatura y quizá alguna cosita más.

Etiqueta: literatura (página 4 de 5)

Crítica: La Historia de tu vida – Ted Chiang

Quizá una de las herramienta más maravillosas que tiene el ser humano es la imaginación. La capacidad de, sólo con el poder de la mente, dibujar un sinfín de mundos lejanos, de sombras de lo desconocido, y entretejer historias imposibles.

Ted Chiang es un ejemplo fantástico de ello.

img_historia_2

La Historia de tu vida [Amazon España – Bibliópolis] no es una novela sino una colección de pequeños relatos. Delicados tesoros que son a su vez retales de imaginaciones, de creatividad en estado puro.

Ocho historias. Sin relación entre sí. Mostrándonos a través de la ventana de nuestra realidad actual un futuro inimaginable, una alternativa que no cabe en nuestra estructurada mente anclada al dogma de una vida con las normas ya escritas. ¿Por qué no romperlas? ¿Por qué no intentar ver más allá de lo que la razón decide en un determinado momento que es imposible?

Imagino a aquellos seres humanos que vivieron hace trescientos años. Un suspiro en la inmensidad del tiempo del universo. Y pese a eso sería para ellos inimaginable la visión de un ser humano siendo transportado por gigantes alados, disponiendo de todo el saber de la humanidad en la palma de su mano, en cualquier momento. ¿Qué nos pueden estar deparando los futuros que ya no alcanzaremos a ver?

img_historia_1

La primera de las historias es La Torre de Babilonia: ciencia ficción en retrospectiva. ¿Y si la Torre hubiera existido? ¿Y si el ser humano hubiese alcanzado el cielo? La segunda, Dividido entre cero, es un ejercicio de reflexión contra lo establecido ¿qué sucedería si los axiomas sobre los que sustentamos nuestra vida dejasen de ser ciertos? ¿cómo trastocaría nuestra fingida estabilidad al saber que los pilares sobre los que yace se desmoronan?

Y así todos y cada uno de los relatos conducen al lector a un proceso de reflexión, a lanzarse las preguntas adecuadas que ya no alteren su realidad sino que la pongan en entredicho. 

Personalmente he disfrutado mucho con «La historia de tu vida« y «Comprende«, dos historias que al terminarlas consiguieron que bordease por primera vez el abismo de lo incomprensible. Que fuese capaz de plantearme una realidad ajena a aquello que considero cierto de forma innata.

img_historia_3

Si te gusta la Ciencia Ficción esta es sin duda una obra que deberías leer al menos una vez en tu vida.

Muy recomendable.

Nota: 8.5/10

Reseña: El bolígrafo de gel verde.

Cuando me recomendaron este libro y empecé a leer sus primeras páginas he de reconocer que me embargó cierta sensación de conexión. Como si las palabras escritas fueran capaces de establecer un vínculo entre el protagonista y el lector.

Sin embargo, con el devenir de la historia, esa sensación terminó por desaparecer.

El bolígrafo de gel verde es una historia cotidiana, de un hombre cotidiano, con una vida cotidiana. Y en esa cotidianidad en la que a veces nos establecemos casi sin querer, el protagonista termina por ahogarse.

Éste, que por no tener no tiene ni nombre, nos cuenta en primera persona los últimos días de una de las etapas más difíciles de su vida.

La historia, aunque muchas veces empleada, se hace amena durante toda la lectura: el viaje iniciático de alguien que, hastiado de una vida llena de sinsabores, decide (o acaso es la vida la que le obliga) emprender un largo periplo en busca de sí mismo.

Quizá el primer problema con el que te encuentras al leer el libro es el lenguaje.

Si hay algo que me enamoró perdidamente en «Bajo la misma estrella» es su lenguaje cercano, sencillo, bello por su simplicidad. Las frases justas, las palabras necesarias. El bolígrafo de gel verde es la antítesis de la sencillez. La narrativa se convierte en un laberinto de bucles del lenguaje, que se estira y se retuerce hasta formar una imagen excesivamente edulcorada de la realidad, tal vez buscando ser poética, que en lugar de acercarse termina por distanciarse. Es un muro que se alza casi al instante, tras esas primeras páginas, entre el protagonista y el lector.

Y sin conexión es complicado identificarse.

Es curioso porque muchas de las críticas que he leído hablan de lo identificados que se sienten con el protagonista. Supongo que es comprensible cuando el pobre carga con la práctica totalidad de los problemas psicológicos propios que una persona de más de 40 años puede tener en la sociedad actual: un trabajo anodino, la falta absoluta de tiempo para vivir, una vida rutinaria que desemboca en un matrimonio fallido, la soledad de aquel que mira a la juventud con melancolía, la incapacidad de reaccionar, el miedo a reaccionar…

El argumento, más allá de la moraleja de auto-ayuda que destila, flaquea en momentos importantes donde la acción se torna poco creíble. Una primera parte que de tan triste y dramática resulta grotesca. Un desenlace que de biempensante y arregladito chirría con el tono gris negruzco del principio. Y un constante intento de mantener el suspense que termina volviéndose contra la propia historia. La vida son contrastes, sí, pero la escala de colores va más allá del negro suicida y del blanco felicísimo.

Eso sí, lejos de ser un mal libro se trata de una novela más que decente, bien escrita, bien estructurada, con algunos giros argumentales muy bien planteados y que en definitiva resulta fácil leer.

No os diré que vaya a ser la mejor obra que os leáis en la vida, pero merece la pena darle una oportunidad.

Nota: 6.5/10


Datos del libro:

Título: El bolígrafo de gel verde.
Autor: Eloy Moreno.
Editorial: Espasa
Enlace de compra: http://www.amazon.es/bol%C3%ADgrafo-gel-verde-Eloy-Moreno-ebook/dp/B0064SUW2S/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1383801674&sr=8-1&keywords=el+boligrafo+de+gel+verde

Reseña: Bajo la misma estrella – John Green.

Un buen amigo siempre me echa en cara que escriba las reseñas o las críticas justo tras haber leído/visto una obra. Según él debería esperar al menos 24 horas para poder evaluar con cierta perspectiva aquello que acabo de ver. Si no lo hago, según él, tiendo a beneficiar excesivamente lo que critico.

Bien, han pasado más de 24 horas desde que terminase Bajo la misma estrella, de John Green. Si hace poco más de un día habría dicho que es una maravilla de libro, ahora, con un poco más de calma, lo reafirmo.

Es una pequeña joya literaria.

No es una obra magna. No pasará a la historia por ser un libro que revolucionase el género o por convertirse en una novela de referencia. Es una joya porque te llega al corazón desde la primera de sus páginas. Te conviertes en el confidente de una jovencita descarada y llena de vitalidad, Hazel Grace, y vives con ella, a través de ella en cada una de sus páginas.

Más allá de la genial historia que nos relata, Bajo la misma estrella es un libro de detalles escondidos, de frases que calan hondo entrando sin llamar, de sensaciones que percibes como reales.

Y no es fácil leerlo. Porque no se trata de un libro de superación contra una enfermedad. De héroes adolescentes. Es un libro que pretende mostrarte la realidad como es, sin edulcorantes, sin buscar la lágrima fácil, el suspiro fingido. Y al ser así a veces duele. Porque la vida es así, un claroscuro donde quizá hay más sombras que luces y que, sin embargo, por un instante, por un sólo momento en la inmensidad de un tiempo eterno, merece la pena.

Me cuesta explicaros las mil y una razones por las que os recomiendo que os leáis esta estupenda novela, así que en lugar de eso os dejo con dos cosas: una cita y un consejo, en una sola frase:

Algunas veces lees un libro, sientes un extraño afán evangelizador y estás convencido de que este desastrado mundo no se recuperará hasta que todos los seres humanos lo lean. (Bajo la misma estrella).

Nota:  9/10

Reseña: Mendigos y Opulentos – Nancy Kress.

Nancy Kress lo vuelve a conseguir.

Si con Mendigos en España conseguía sumergirte en un futuro utópico donde las modificaciones genéticas iban a suponer un cambio convulso en la sociedad y en la política del mundo, con Mendigos y Opulentos da un paso más y concibe para el lector un mundo estructurado por clases y en el que el ser humano común, conocido como vividor ha degenerado dejando el gobierno a seres genéticamente modificados, los auxiliares y que se encargan de gobernar y regir la sociedad a cambio de los votos de los vividores.

Mientras tanto, una raza de super humanos que carecen de la necesidad de dormir, van a poner en jaque las raíces mismas de la sociedad con un descubrimiento que revolucionará el mundo.

Una narración intensa, trepidante, esta vez dirigida por tres personajes carismáticos: Billy, un vividor, Diana, una auxililar y Drew, el soñador lúcido.

Las dotes de Kress para, por un lado plantearnos la situación sociopolítica de la época y, por otro, desarrollarla en base a las diferentes perspectivas de cada uno de los personajes, hacen de este libro un auténtica maravilla que iguala, si no supera, a su predecesor.

Por ponerle algún pero podría decirse que las escenas donde se desarrolla más acción a veces resultan ligeramente planas y carentes de la tensión que deberían.

Aún así, lo interesante, más allá de la compleja historia, es sin ningún género de dudas las reflexiones éticas que van apareciendo a lo largo de la historia y que, pese a tratarse de un libro de ciencia ficción, tiene una aplicación directa en la actualidad.

Si os gusta la ciencia ficción, Mendigos y Opulentos debe ser vuestra siguiente novela.

Nota: 8.5/10

Reseña: El color de la magia – Terry Pratchett

Algunos piratas conseguían la inmortalidad por sus grandes crueldades o proezas. Otros conseguían la inmortalidad gracias a la gran riqueza amasada. Pero el capitán había decidido mucho tiempo antes que quería alcanzar la inmortalidad por no haber muerto.

Y por fin me decidí a sumergirme en Mundodisco. No es la primera vez que leo a Pratchett ya que hace un par de años cayó en mis manos «Los pequeños hombres libres», que pertenece a la saga pero de una forma más tangencial y, por tanto, no era excesivamente necesario conocer la historia.

Con «El color de la magia» uno se mete de lleno en el mundo creado por Pratchett: Mundodisco, un disco sobre el que se asientan los continentes y que es soportado por cuatro elefantes a lomos de A’Tuin, una tortuga gigante que cruza el cosmos.

Su lectura se asemeja en muchos aspectos a una montaña rusa en constante movimiento. Rincewind pasa por ser un mago de tercera, que sólo conoce un hechizo y que fue expulsado de la escuela de magos por culpa de una travesura. Junto a él viajará Dosflores, un extraño «turista» de tierras lejanas que sólo busca verse inmerso en las aventuras que ha oído que suceden en la terrible y peligrosa Ankh-Morpork. Todo es una enorme y maravillosa broma. Son aventuras en parajes lejanos, con héroes y villanos, magos y extraños monstruos, pero en realidad es una genial sátira de esos mundos donde sólo existe el bien y el mal. Una broma que tiene gracia, casi siempre.

Pratchett es un escritor fantástico capaz de crear un inmenso e impresionante universo alrededor de personajes con carisma y mucho humor y aún así el Color de la Magia se me ha hecho en algunos momentos pesado. En su conjunto se trata de una lectura amena y divertida pero en determinados puntos de la historia la ironía no es capaz de sustentar el argumento y flaquea. Pierde fuerza, al menos desde mi punto de vista, cuando reitera la búsqueda de la sátira por encima de todo dejando un poco de lado la profundidad narrativa.

No obstante estamos hablando de una saga con una lista interminable de títulos y, para ser el primero, El Color de la Magia cumple muy bien su cometido.

Nota: 6/10

Reseña: Inferno.

blog_inferno

Hablar de Dan Brown es sin duda hablar de El Código Da Vinci, obra por la que se hizo mundialmente conocido y que le catapultó al éxito convirtiendo su libro en un best-seller casi nada más publicarlo.

Recuerdo que lo leí casi devorándolo. Esa mezcla de misterio, intriga, conspiración y, sobretodo, historia y simbología, hicieron de su lectura una auténtica delicia.

Lo recuerdo con bastante buen sabor de boca.

Luego llegó Ángeles y Demonios, aunque era previo, y El Símbolo Perdido. Y la cosa empezó a flojear. Dan Brown había dado con una fórmula que le aseguraba el éxito y decidió exprimirla repitiendo exactamente el mismo patrón en todas sus obras.

Hace unos meses llegó Inferno. Y la mera idea de una novela cuyo eje central era la Divina Comedia de Dante y que se desarrollaba en Florencia me hizo albergar la esperanza de un resurgir de Dan Brown. Pobre de mí.

Inferno es más de lo mismo, pero peor. Si en El Código Da Vinci una trama oculta en la historia parecía ir desarrollándose con los siglos, envuelta en el misterio de sectas ocultas y grandes acontecimientos, apareciendo de forma suave y creíble a lo largo de la narración, en Inferno todo es atropellado. Es un argumento predecible, pese a sus inverosímiles constantes giros de argumento. Sabes lo que va a suceder dos o tres capítulos antes de que suceda aunque Brown intente sin éxito aumentar la intriga en cada final de capítulo. Pero lo peor es la sensación de que el escritor se ha dedicado a investigar un poco por aquí, otro poco por allá, a decidir dos o tres localizaciones con impresionantes elementos artísticos y como quien no quiere la cosa, lo ha conectado todo de una forma tan basta que a veces hasta he tenido que parar de leer.

Resulta hasta cansino ese afán por describir la grandiosidad del Duomo de Florencia, del Palazzo Vecchio o su catedral por esa forma tan poco natural de hacerlo: en medio de la acción trepidante el protagonista se para a admirar la cúpula de Brunelleschi o el Baptisterio de Florencia.

Por lo que respecta al argumento en sí, de innovar, lo justo. Un científico loco que al parecer quiere cargarse a la humanidad, una oculta corporación con poder en todo el mundo, la Organización Mundial de la Salud, criminales a sueldo tratando de matar al protagonista y el protagonista que lo sabe todo justo en el momento adecuado. Ella que aparece de la nada, guapísima, con un pasado turbio que la pretende hacer más interesante. Muy de película. Muy preparado para una posible (y casi segura) adaptación cinematográfica.

Es un Indiana Jones que se ha hecho mayor y que el paso del tiempo no le ha sentado bien. Y para Indiana Jones moderno yo me sigo quedando con Nathan Drake.

Lo peor, sin lugar a dudas, que te sablen más de 20 euros por una cosa así. Y que esté por todas partes inundando todas las estanterías de los centros comerciales y de las librerías.

Que no, señor Brown, que o cambia de patrón o me niego a darle otra oportunidad.

El Gran Gatsby

Hay determinados elementos que guardan especial relevancia en la memoria de uno aún sin entender muy bien por qué.

Uno de esos elementos para mí es «El Gran Gatsby«. Recuerdo una cinta VHS en la estantería con el rótulo escrito por mi padre. Creo que era la primera de las adaptaciones, de 1949, en blanco y negro. Recuerdo también el libro, en inglés, haciéndole compañía a «El Guardián entre el centeno» y que aparecía de repente en una de esas veces que me daba por buscar algún libro en la biblioteca. Supongo que sería el tiempo en que mi padre estudiaba Literatura Norteamericana y, desde entonces, ese título, ese nombre, Gatsby, me ha sonado a viejo conocido, aún sin conocerlo.

Con la nueva adaptación cinematográfica de la novela de Scott Fitzgerald a cargo de Baz Luhrman tuve la excusa perfecta para sumergirme en el mundo de Jay Gatsby y lo que descubrí me gustó. Pero empecemos por el principio.

La historia

El Gran Gatsby (The Great Gatsby, F. Scott Fitzgerald, 1925) es un retrato de la opulencia económica de los años 20 en la costa este de los EE.UU. La bolsa había comenzado a dar sus frutos e ingentes cantidades de soñadores llegaban a Wall Street buscando fortuna. Entre ellos un joven e inocente Nick Carraway, el narrador de la historia. Se trata de un momento de convivencia entre las clases altas de la aristocracia americana y los nuevos ricos. Es además la época de la «Ley Seca». Una etapa de desenfreno, de ríos de alcohol fabricado en algún garaje y de libertinaje.

Jay Gatsby es un hombre hecho a sí mismo que aparece de la nada en el firmamento neoyorkino. Nadie conoce su pasado, nadie entiende más allá de lo que la fachada de su imponente mansión muestra, pero da lo mismo: ofrece las mejores fiestas fin de semana tras fin de semana y eso, en los años 20, es lo que importa.

Sin embargo por azares del destino un joven corredor de bolsa, nuestro narrador, Nick Carraway, comienza a vivir en una pequeña y destartalada casita que linda con la mansión de Gatsby. A partir de ahí dará comienzo una amistad que durará el resto de sus vidas.

Una historia de amor, de traición, de anhelos y de recuerdos de un pasado que jamás volverá son las notas musicales de esta melodía con ritmo de Jazz

La novela

Portada del libro.

Lo primero que hice, obviamente, fue leerme la novela.

Se trata de una novela intensa, corta pero completa y que no te deja indiferente al terminarla. A veces resulta inconexa y desconcertante, otras veces profunda, en algunos momentos adolece de cierta pausa pero que recupera con partes de un ritmo condenadamente endiablado.

Y es que más allá del amor y la traición, hay dos sensaciones que quedan como flotando en el aire justo en instante en el que terminas la novela: por un lado lo efímero de la fama, del dinero y del poder, elementos vacíos por ellos mismos que se desvanecen en el aire al menor giro inesperado de los acontecimientos, por otro, la tendencia tan humana a aferrarnos a un pasado que no existe pero que hemos idealizado hasta tal punto en nuestro interior que somos capaces de luchar contra imposibles por él.

Primera película: El Gran Gatsby (1974) – Jack Clayton

Redford y Farrow en una escena de El Gran Gatsby

Con la novela ya terminada lo siguiente fue ver una de las adaptaciones cinematográficas. En esta película, rodada en 1974 y protagonizada por dos miuras del celuloide: Robert Redford y Mía Farrow, partía con la desventaja de que soy carne de 1080p y las películas previas a los 80 (y algunas de esta década también) me cuesta mucho digerirlas.

No obstante, como adaptación pasa con nota la prueba. Se ciñe con bastante soltura a la novela de Fitzgerald y la elección del casting es bastante acertada.

Como película sin embargo, se queda bastante corta. Es plana, en muchos momentos hasta aburrida, el hilo conductor a veces resulta atropellado, saltándose momentos que son importantes para luego extenderse hasta el tedio en otras escenas de menor relevancia para la historia.

Al joven Redford, más ahora mirándolo con la perspectiva de Dicaprio, no le encaja el papel de Gatsby. Es un galán, de eso no hay duda, pero de esa mezcla de inocencia con despiadada sed de poder no hay ni rastro. No transmite esa lucha interior que sufre Gatsby a lo largo de su triste historia ni su mirada nos cuenta la melancolía de los días que ya no volverán.

Mía Farrow, en cambio, hace un papel decente. Tampoco es que el papel de la vacía Daisy Buchanan requiera un esfuerzo artístico considerable pero representa muy bien esa idiotez regada con el oro de la riqueza.

El resto del elenco también está bien. Especial mención para mí tiene George Wilson (Scott Wilson), el abuelo de The Walking Dead, que encaja casi a la perfección en la imagen de pobre infeliz y desgraciado que interpreta.

Segunda película: El Gran Gatsby (2013) – Baz Luhrmann

the-great-gatsby-2012-official-movie-trailer-2-0

Escena de El Gran Gatsby 2013

Por último le ha tocado el turno a la reciente estrenada versión de Luhrman. Cuando ves en el trailer que este señor ha dirigido «Romeo y Julieta» y «Moulin Rouge» te haces una idea de que lo que vas a ver se desvía de lo convencional.

Y así puede parecer por el juego de fuegos de artificio que usa en la primera parte de la película. Pero se trata de un espejismo. Este sí que es El Gran Gatsby. 

Para empezar Leonardo Dicaprio está, como últimamente en todo lo que le da por hacer, inmenso. Borda el papel. Él se cree a Jay Gatsby. A diferencia de Robert Redford, Dicaprio te enseña esa debilidad oculta en casi cada plano, con cada mirada. Sientes la necesidad de creer en su fachada de hombre por encima del bien y del mal pero no te lo terminas de creer del todo. Caes en el encantamiento que se construye sin entender por qué y para qué lo hace.

Tobey Maguire hace de Nick Carraway, el narrador y espectador de toda la acción, y no destaca especialmente, ni para bien ni para mal. Quizá alguien debería decirle que hay determinadas muecas que son innecesarias, pero no estorban en exceso, aunque para mi a ese actor el papel de Peter Parker le ha marcado demasiado.

Joe Edgerton interpreta al marido de Daisy, Tom Buchanan y es otro acierto enorme en la elección y posterior caracterización: es el vivo retrato del Buchanan de Fitzgerald.

Carey Mulligan fue la escogida para hacer de Daisy y, al igual que Mia Farrow, cumple. Y sé que cumple porque al acabar la película tengo la misma sensación, que no desvelaré, hacia ella que cuando terminé la novela.

Mucho se ha criticado a la película por la especial escenografía que le ha impreso Luhrmann, pero obviando lo innecesario de usar música rap en una historia ambientada en los años 20 y algunas escenas más propias del próximo videoclip de Rihanna que de una fiesta alocada a ritmo de Jazz, la realidad es que a mí me ha transmitido perfectamente esa idea del derroche desenfrenado que se vivió en esa época y que se terminó de golpe con la caída del 29. El montaje además, hace que la película no pierda ritmo donde su antecesora lo hace estrepitosamente.

Lo reconozco, me ha gustado bastante. 

Lo mejor: Leonardo Dicaprio.

Lo peor: Alguna de las canciones de su banda sonora.

Nota: 8/10

Y una cosa más: Lana del Rey en la banda sonora. Pura magia.

Reseña: La colina de Watership

Y de repente sucede: encuentras una joya.

Cuando empecé a leer La colina de Watership, de Richard Adams, lo hice con serios reparos. Sí, había leído críticas buenas, diría que más que buenas acerca de esta novela de fantasía, pero se trataba de una especie de fábula protagonizada por conejos. ¡Por conejos! ¿Que se podía esperar de algo así?

Pero va y resulta que lo que obtienes es sencillamente magia. Magia en forma de una historia épica donde cada uno de sus personajes está envuelto en un halo que lo hace irrepetible y que te obliga a cogerle cariño casi desde el mismo instante en el que entra en escena. Magia en cada una de las historias y leyendas que se entremezclan en la acción y que dotan al conjunto de la novela de una solidez y una profundidad que impresiona.

Narrada con una fluidez que hacía tiempo que no encontraba, Richard Adams nos plantea una brillante epopeya a la altura de las novelas de referencia y la adapta magistralmente al mundo de los conejos.

Imagina por un instante una realidad donde estos pequeños y adorables animales fueran capaces de comunicarse, de establecer vínculos, de soñar con una vida mejor.

En esa realidad vive Quinto con su hermano Avellano en las faldas de una imponente madriguera cuando una terrible visión asalta sus sueños. Éste decide que han de huir sin mirar hacia atrás y dirigirse hacia las lejanas colinas. Y así comienza el relato de su fantástico viaje.

La colina de Watership es un más que una historia, es un canto a la amistad, al destino, a la superación. Es un viaje hacia lo desconocido, el viaje del crecimiento interior.

Lo único malo de esta novela es que se termine.

Imperdible.

Nota: 9.5/10

Reseña: El Imperio Final – Nacidos de la Bruma (I)

blog_nacidos

Cuando terminé con «El temor de un hombre sabio» de Patrick Rothfuss me quedé con ganas de más literatura de ficción de corte medieval.

Como con Canción de Hielo y fuego debo dosificarme, decidí cambiar de género.

Pasé por la Sci-Fi de Asimov pero las ganas de recuperar historias ambientadas en reinos olvidados, en mundos desaparecidos, no disminuían.

Así, tras buscar por foros de literatura acabé topando con Brandon Sanderson, y su saga «Nacidos de la Bruma». Hace unos días terminaba su primer volumen, «El Imperio Final».

El Imperio final (The final Empire) se sitúa en una tierra sin fecha específica en la que hace más de mil años la humanidad estuvo a punto de perecer por culpa de una oscura fuerza. Su héroe salvador se erigió como líder del mundo otorgándose el título de Lord Legislador y, desde entonces, gobierna con puño de hierro. Los skaa, nombre con el que se conoce a los esclavos que soportan las cargas de trabajo del planeta, conviven con el miedo a la muerte y la constante violencia que una sociedad feudal les impone.

Un planeta perdido. Un mundo en el que llueve ceniza y todo se torna de un gris sin vida. Una vida rodeada de unas brumas que esconden extrañas criaturas.

Y en medio de la desesperanza, los «nacidos de las brumas», hijos de nobles, bastardos, que heredan capacidades mágicas relacionadas con los metales (capacidad conocida como alomancia). Guerras entre las casas nobles. Lucha por la libertad.

Todos estos ingredientes conforman una interesante puesta en escena de una historia que mezcla las aspiraciones de un pueblo sometido, una magia desconocida pero poderosa, una leyenda perdida en el tiempo, amor, traición y escenas trepidantes.

Como en la mayoría de inicios de sagas, El Imperio Final empieza con cierta tibieza apuntalando el argumento con toda clase de detalles pero conforme uno se sumerge en la historia resulta una propuesta realmente recomendable.

Nota 7/10.

 

Podcast I: Isaac Asimov – Fundación y Robots.

Aquí tenéis mi primera incursión al mundo de los podcasts. No seáis demasiado críticos.