Blog personal de Sergio Madrigal donde encontrar textos sobre ciencia y tecnología, psicología, cine y literatura y quizá alguna cosita más.

Etiqueta: literatura (página 1 de 5)

Reseña – Bushido: El código del samurái – Inazö Nitobe

Ficha bibliográfica

Título: Bushido: El código del samurái
Autor: Inazö Nitobe
Género: Filosofia/Ensayo
Número de páginas: 160
Editorial: Ediciones Obelisco
Enlace Amazon: El código del Samurai -Bushido- (ARTES MARCIALES) Tapa blanda – 30 septiembre 2002

Reseña

Siempre he sentido un especial interés por todo aquello que rodea a oriente en general y a Japón en particular. Japón es, desde la óptica occidental-mediterránea, un crisol de corrientes de pensamiento muy atractivas: una forma de comprender el mundo que nos fascina.

Entender sus orígenes forma parte del viaje de descubrimiento de esta cultura y Bushido: El código del samurái nos presenta un relato muy descriptivo de uno de los momentos clave del Japón de finales del siglo XIX: el fin de los samuráis.

Japón arrastró un sistema de gobierno muy parecido a nuestro feudalismo medieval hasta más allá de 1850. Esto fue gracias, en parte, a una política de férreo hermetismo que mantuvo a la isla oriental en un absoluto aislamiento del resto de naciones.

Inazö Nitobe, hijo de uno de los últimos samuráis del clan Monoka, aprovecha esta circunstancia para mostrarnos lo que él considera una religión sin dios, una forma de comprensión de la vida: el Bushido.

Nitobe fue testigo del impacto que tuvieron los cambios políticos iniciados en 1854 con la firma de los Tratados de Paz y Amistad entre Japón y Estados Unidos y que supusieron, de facto, el final de la era samurái. Con el fin del periodo Edo comenzaría una etapa de aumento del militarismo japonés que desembocaría en su participación en la II Guerra Mundial.

El Bushido, así, es la herencia cultural que nos dejó un periodo que abarca más de 500 años y donde las familias samuráis ostentaban un poder casi ilimitado en ese Japón feudal.

De ese poder ilimitado emanaron las grandes virtudes con las que estos guerreros constuyeron una sociedad basada en conceptos como el honor, el autocontrol, el sentido de justicia, la vergüenza o el suicidio.

Valoración personal

Lo cierto es que me ha gustado especialmente la forma de abordar el impacto que tuvo la política aperturista de Japón en tiempos tan convulsos como fueron las primeras décadas del siglo XX.

Curiosamente Nitobe, dada su particular educación occidental, terminó convirtiéndose al cristianismo y esto impregna todo el análisis: hay momentos que, certeramente, traza paralelismos entre conceptos religiosos orientales y cristianos, pero en otros momentos el encaje es forzado y artificioso.

Creo que Bushido: El código del samurái es un buen punto de partida para conocer la cultura japonesa alejándose de los tópicos más manidos, lo que te permite escarbar en las raíces de lo que es el Japón actual y las razones de su evolución.

Nota: 6/10

Reseña: Herederos del Tiempo – Adrian Tchaikovsky

Herederos del Tiempo es la novela que me ha hecho reconciliarme con la ciencia ficción como género literario.

Echaba de menos esas obras en las que el autor es capaz de conectarme con la historia y sus personajes tanto emocional como intelectualmente.

Esa habilidad para construir un vínculo con el lector que muy pocos escritores tienen, pero que una vez alcanzado, te sumerge hasta que pierdes la noción del tiempo.

El tiempo y el espacio

Herederos del Tiempo, de Adrian Tchaikovsky, va mucho de perder la noción del tiempo.

Porque la obra abarca un periodo inconmensurable para el lector y, a pesar de ello, consigue que no pierdas ni por un instante el interés por saber más acerca de lo que está por suceder.

También porque usa magistralmente la temporalidad para estructurar un relato que interconecta tiempos y lugares distantes haciéndolos accesibles para la mente de quien llega a sus páginas.

Dos historias entrelazadas con la batalla por la supervivencia como telón de fondo. Lo que nos empuja, como seres humanos, a seguir siempre mirando hacia adelante. Lo que nos mueve a seguir luchando con la intención, no ya de sobrevivir como individuos, sino de perdurar como especie.

Originalidad en la historia y su concepción

Si algo he de destacar de la obra de Tchaikovsky es su marcada originalidad. Desde Asimov, no recuerdo un autor capaz de jugar con tantos elementos comunes a las historias prototípicas de ciencia ficción que, a su vez, introduzca tantos elementos novedosos.

Lo maravilloso de su estructura es que nada desencaja, todo tiene una explicación plausible y el relato se desarrolla sobre las férreas vías de una realidad futura creíble.

Soy muy fan de la ciencia ficción capaz de equilibrar las justas dosis de ciencia para que la ficción no termine desbocándose.

Herederos del Tiempo aporta una receta de medidos ingredientes que deja un sabor en el lector de inconfundible valor: al acabarla sientes que has satisfecho tus ansias por conocer una historia asombrosa y, al mismo tiempo, comienzas a notar la melancolía por decirle adiós a quienes te acompañaron en esta epopeya de magnitudes majestuosas.

Gigantes

Hay una cita recurrente a lo largo de toda la novela, de origen antiguo y muchas veces discutido, que presenta a los seres humanos como enanos subidos a hombros de gigantes, en referencia a todos aquellos que sumaron para permitirnos llegar a ver más lejos.

Quizá ahí radica la belleza de una historia que tiene mucho de alzarse sobre los hombros de gigantes. De llegar más alto para poder mirar, aunque sea brevemente, más lejos de lo que nadie ha alcanzado a ver antes.

Nota: 9/10

Reseña: En la arena estelar – Isaac Asimov

Ser fan absoluto de un determinado escritor no debe ser un obstáculo para observar su obra con espíritu crítico. Es saludable reconocer aquellas propuestas que no cumplen lo esperado o que se quedan lejos de lo que uno está acostumbrado.

El genio inconfundible de Isaac Asimov parece tener ligado uno de los más grandes estándares de calidad en sus novelas de ciencia ficción. Sucede que, a veces, y solo muy a veces, esos estándares pueden no terminar de alcanzarse.

Así pasa en «En la arena estelar», la primera de las precuelas de la Fundación que Asimov escribe el mismo año que la primera de las novelas de la trilogía, pero que se queda orbitando a años luz de ésta.

Se atisban lo que suelen ser las características que definen las novelas de Asimov: tecnología, personajes con potencia narrativa, estructura y giros en la narración. Pero todo es superficial, todo se queda en un quiero y no puedo, en un intento por llegar a algún sitio que, a la postre, no existe.

Una historia endeble con unos personajes predecibles

Biron Farrell es un joven que acude a la Tierra en busca de información. Un intento de asesinato desencadena una reacción de situaciones que le llevarán a diferentes mundos, participar o ser espectador de altas traiciones y de manipulaciones políticas mientras el segundero de un reloj consume los últimos instantes de su huída hacia adelante.

Sin embargo, pese a esta buena premisa, todo es predecible: los personajes, tanto el propio Biron como Artemisa oth Hiniriad, heredera al trono de uno de los planetas más importantes de la galaxia, son moldes tan prototípicos que conoces su desarrollo y desenlace casi desde el momento en el que te los presentan.

No siempre se gana

Toda la historia hace aguas por su excesiva simplicidad. Incluso el final, gran arma de Asimov en casi toda su extensa bibliografía, se diluye como un triste azucarillo en un vaso de agua a medio llenar: acabas, aceptas la derrota casi por primera vez, y confías en que la siguiente novela reconstruya este desastre.

Nota: 5 / 10.

Reseña: Aprendiz de asesino – Robin Hobb

Dice George RR Martin que Robin Hobb es, en el mundo de la literatura fantástica, un diamante en un mar de zirconitas.

Llevaba ya mucho tiempo con la idea de leerme alguna de sus novelas, más por la atracción que despertaban sus portadas y sus títulos, que por conocer nada sobre la autora. Estoy seguro que alguna de las más intensas relaciones de amor literario deben haberse forjado a partir de una buena portada.

Traspié, protagonista de esta primera de tres novelas de la Saga del Vatídico, es un bastardo de la casa real que gobierna los Siete Ducados. Los azares de un destino que parece marcado le llevan a Torre del Alce, donde desde bien temprano se ha de enfrentar con el estigma de ser un hijo ilegítimo del Rey a la espera.

En esencia no es más que el enésimo personaje que sigue el famoso «Viaje del héroe» tan manido en novelas de esta temática.

Sin embargo, Traspié, tiene dos cosas que lo alejan del arquetipo de protagonista de esta estructura literaria:

La primera y más evidente es que la historia que le rodea, lo que sucede en los Sietes Ducados, no gira, necesariamente, entorno a él. El trascurrir de su historia tiene, a veces, un papel relevante en el devenir del reino, pero otras, su impacto es del todo insignificante.

La segunda, quizá más sutil, pero también más interesante, es que aborda temas que en otras sagas se consideran ejes centrales del desarrollo, de forma mucho más superficial, restándole así una tensión dramática que muchas veces suele ser más una carga que una virtud.

Resulta un soplo de aire fresco tras muchos intentos de encontrar un notable heredero a Tolkien, Martin o Rothfuss. Lejos de la contundencia de las novelas de Brandon Sanderson, pero con los ingredientes necesarios (y la saga terminada) para convertirse en una auténtica delicia a degustar por entregas.

De lectura fácil y amena, atrayante y divertida, Aprendiz de Asesino se presenta como una inmejorable primera novela para una trilogía de literatura fantástica que ya apunta maneras.

Cosas que me han salvado esta cuarentena #1: OPEN – André Agassi

Cierro los ojos y me digo: controla lo que esté en tu mano controlar. Lo repito, esta vez en voz alta. Decirlo en voz alta me da valor.

André Agassi

Si tengo que empezar la lista de cosas que me han salvado esta cuarentena, empezaré por el principio. Y el principio me lleva a André Agassi, a su vida, a su lucha contra sí mismo y a su triunfo final, el más importante de su carrera.

Sin lugar a duda, Open, su biografía autorizada, es un relato de la relación imposible entre aquello que odias y lo que te hace especial cuando resultan ser la misma cosa. La pelea constante contra los fantasmas de la infancia que te han convertido en un genio de tu generación.

Narrada en primera persona y con un ritmo que engancha prácticamente desde la primera frase, la biografía de uno de los grandes jugadores de tenis de todos los tiempos no defrauda ni un instante. Atrapa al lector hasta que siente el mismo dolor en cada golpe de revés, en cada derrota y le permite compartir algo de ese júbilo que traen las victorias: sean contra Pete Sampras o contra el propio Agassi.

Como toda biografía, hay mucho de ensalzar al protagonista de la historia, mucho de lucha contra las circunstancias que lo terminan convirtiendo en el héroe del relato. Pero aquí hay mucho más donde buscar: muchas zonas oscuras, muchas caídas. Hay un ejercicio de reflexión y de reconocimiento de su hundimiento como deportista y como persona. Y de lo que le hizo resurgir convirtiéndose en un mito. .  

Agassi fue un niño que se hizo campeón de todo odiando lo que hacía. Y que empezó a disfrutar de su don el día que decidió dejarlo. El camino que recorrió hasta ese final es el camino que todos, de un modo u otro, terminamos por recorrer en nuestra vida, en nuestra búsqueda por encontrar aquello que nos apasiona y que nos hace felices.

Reseña: La Trilogía de Trajano (Santiago Posteguillo)

Por fin, después de unos cuantos meses, tuve el placer de acabar con la inmensa trilogía que Santiago Posteguillo le dedica a la figura de Macro Ulpio Trajano, el gran emperador hispano de Roma.

La mezcla entre historia novelada e información historiográfica hacen de las tres novelas, en su conjunto, una obra de proporciones titánicas que demuestra el esmero y el esfuerzo que el autor ha puesto para dotar de verosimilitud a la narración. Las múltiples líneas argumentales entretejen una historia de amor y traición, de ascenso al poder y de caída con el trasfondo de uno de los momentos de mayor expansión militar del Imperio Romano.

Santiago Posteguillo, con una prosa dinámica y con un marcado acento cinematográfico en muchos de sus capítulos, nos cuenta en la Trilogía de Trajano una especie de biografía del gran militar y político que fue Marco Ulpio Trajano. De su nacimiento e infancia en tierras andaluzas a su posterior desempeño militar como tribuno en el norte de Europa para, finalmente, relatar su ascenso político alcanzado el poder supremo del mundo como emperador romano.

La Legión Perdida, último de los volúmenes de esta trilogía, debe su nombre al mito de la Legión que Craso, cien años antes de la llegada al poder de Trajano, llevó a tierras partas y que perdió en uno de los momentos más infames que recordaría el pueblo romano. El mismo Marco Licinio Craso perecería en aquella batalla en Carras y así daría inicio a una leyenda que perseguiría, cual fantasma, a todos los intentos del Imperio por cruzar el Éufrates.

Esa misma legión perdida es la que se enrosca entre las idas y venidas de la etapa final del emperador Trajano, esa misma historia, repetida cien años después, pero con sabor a amarga victoria de las tropas romanas. Partia caería, y los límites del Imperio Romano alcanzarían una extensión que jamás volverían a ver.

Pero Roma jamás estuvo preparada para gestionar un imperio de tales dimensiones y la muerte de Trajano trajo la contracción de un imperio que empezaba su lento viaje hacia la desaparición.

La Trilogía de Trajano ha sido mi primer contacto con el trabajo de Santiago Posteguillo y he de reconocer que sus tres novelas son apasionantes. Están plagadas, en algunos momentos con algo de exceso, de referencias históricas que le permiten sumergirse en la Roma imperial y acercarse a la figura humana de sus emperadores y, en especial, al magnetismo y la capacidad estratégica de Marco Ulpio Trajano, uno de los más grandes emperadores que tuvo jamás el Imperio Romano.

Como bien diría Domicia Longina en las últimas páginas de la novela: “Trajano fue un emperador demasiado grande para una Roma demasiado pequeña”.

Nota: 8/10

Reseña: Fragmentos de Honor (Lois McMaster Bujold)

La ciencia ficción es un género que ha ido adquiriendo madurez en un proceso lento y complejo. Lejos quedan las novelas de aventuras para un público más bien adolescente en las que las batallas en lejanas lunas de galaxias remotas eran el escenario donde sus protagonistas prototípicos hacían que el bien siempre venciera.

Fragmentos de Honor recoge la herencia de este tipo de historias y plantea una aventura con muchos matices superficiales, pero con un desarrollo más bien plano. Su autora, la estadounidense Lois McMaster Bujold, publicó esta obra en 1986 y es considerada el origen de su saga de Miles Vorkosigan.

Una historia sencilla que abre la puerta a una saga potencialmente interesante.

Cordelia Naismith, comandante de la Fuerza Expedicionaria de la Colonia Beta, protagoniza un trepidante inicio donde, de alguna forma, asienta con rapidez las bases del desarrollo de la novela. Poco tardará en aparecer Aral Vorkosigan, capitán de las fuerzas militares del planeta guerrero Barrayar. La relación entre ambos es el centro narrativo alrededor del que orbita toda la historia de Fragmentos de Honor.

Es una novela que adolece de los defectos de los primeros libros de toda saga: un desarrollo lento, un exceso de celo por presentar aquellos elementos que se suponen clave para la historia y poca profundidad en los personajes, pero a la que, sin embargo, sí que se le atisban rasgos propios de una saga que puede terminar siendo muy interesante.

En busca de lo simple como semilla de lo bueno

Esta primera novela nos muestra personajes y sociedades muy arquetípicas: planeta guerrero contra planeta desarrollado culturalmente, mujer inteligente y astuta frente al hombre-guerrero visceral pero sensible. Pese a todo ello, esa simpleza estructural puede ser una base sólida sobre la que asentar un desarrollo narrativo fuerte y que termine enganchando al lector.

Habrá que darle una oportunidad a su siguiente entrega: El aprendiz de guerrero.

Nota: 2.7 / 5

De olvidos y poetas

Una mañana que estaba dibujando, se acercó uno de los presos y me preguntó:

– ¿Eres dibujante?

Le dije que no, que sólo era aficionado.

– A mi también me gusta. Éste es para mi Manolito.

Me mostró un dibujo. Era un niño con una cabra junto a un árbol.

Y se retiró. No hablamos más. Cuando pasaron unos minutos se acercó otro de los presos y me dijo:

– ¿Sabes quién es ese que ha estado contigo?

– No.

– Es Miguel Hernández, el poeta.

Yo le había conocido en alguna ocasión en que, junto a Rafael Alberti, había ido al frente de Somosierra a recitarnos poemas. Pero el Miguel Hernández que había conocido no tenía ningún parecido con este otro Miguel Hernández. Estaba hecho polvo, enfermo y destruido por las humillaciones y el sufrimiento.

Hoy se cumplen 109 años del nacimiento de Miguel Hernández, uno de los grandes poetas españoles que nos dio el pasado siglo. El extracto de texto es de Miguel Gila, probablemente el mejor humorista español del siglo XX. Dos Migueles, dos genios de lo suyo, unidos por el dolor y el sufrimiento que trajeron los años oscuros de la posguerra española.

A Miguel Hernández lo conocí, de verdad, cuando tuve que despedirme de alguien muy cercano a mí. Di, casi por casualidad, con uno de sus poemas. Cuando lees a Miguel Hernández por primera vez, como yo hice en aquella ocasión, entiendes por qué el arte es una construcción humana: su Elegía te acerca a la fragilidad de nuestra existencia y, al mismo tiempo, proyecta esperanza cuando habla del vínculo indisoluble entre la muerte y el amor. La magia del poeta de verdad está en esa capacidad de expresión por encima de lo humano, su destreza con las palabras, como las teclas y el pianista, como el pintor y sus pinceles. Es ese concepto de arte que eleva al hombre y lo acerca a sus propios dioses. Miguel Hernández era uno de los privilegiados dotados con la capacidad de hacer sentir a través de sus textos.

Ahora vienen muchos a hablarnos de olvido. De enterrar bajo las toneladas del desprecio que trae la desmemoria que a nuestra España le arrancaron las palabras, le cegaron la mirada al futuro, acallaron su música y le borraron sus risas. Fueron otros los que, durante muchos años, se encargaron de sepultar la ilusión de una España diferente.

Hoy dicen que ya pasó. Que ya fue. Que hacerlo ahora es sinónimo de revancha.

Pero a los Miguel Hernández, a los García Lorca, a los Alberti o Unamuno. Y a los miles de anónimos que la confrontación entre las Españas, el terror y la ingnominia de los cobardes, los alejó a miles de kilómetros de su tierra o para siempre de todo lo que un día quisieron…

A esos no los olvidaremos nunca.

Reseña: La Luna es una cruel amante (Robert A. Heinlein)

A los libros de ciencia ficción siempre les he pedido que me propongan un futuro relativamente creíble pero que, además, hagan volar mi imaginación hacia caminos que no hubiera transitado con anterioridad.

Una historia común, en un futuro próximo.

Robert A. Heinlein decide tomar la dirección opuesta y plantear como futuro algo que ha sucedido innumerables veces en la historia de la humanidad: descubrimos un trozo tierra, nos creemos que nos pertenece, lo explotamos y al final la gente que vive allí decide que ya está bien de tanta broma y trata de independizarse.

Imaginemos por un momento que lo de viajar a la Luna se simplifica. Pongamos que hacemos un “Australia” con ella y enviamos a todos los presos con condenas a largas a pasar allí el resto de sus vidas. Una suerte de pena de muerte selenita.

Y, lo más interesante de todo, supongamos que esa gente desarrolla una sociedad con unas normas adecuadas a las características de nuestro satélite, lo cual conforma una cultura y una tradición propias y ajenas al resto de la Tierra.

Ya tenemos todo lo que necesitamos en la coctelera ideológica para plantear una situación política análoga a las muchas a las que se enfrentaron los europeos que se consideraron dueños del mundo por un tiempo.

El carisma de los personajes y la confusión del lector.

Si a Heinlein hay que reconocerle algo, más allá de que es un narrador excelente, es su capacidad para maniobrar con la historia hasta tal punto que uno se siente verdaderamente un extranjero en medio de una sociedad que le es totalmente desconocida. Al más puro estilo del misionero que llega a las tierras por evangelizar, el autor nos relata a través de los protagonistas cómo se estructura la vida de una población que debe enfrentarse a situaciones producidas por sus especiales características físicas y sociológicas: hay muchas menos mujeres que hombres y la gravedad es mucho menor a la de la Tierra.

Una sociedad puramente matriarcal, polígama hasta límites que tambalearían hasta al más liberal, sometida al yugo de una Autoridad que rige la explotación de sus recursos.

Sus protagonistas, en especial Mannie, se construyen sobre el doble juego de la cercanía del lenguaje y la incomprensión de su cultura. Es su carisma, su forma de pensar, la que hace al lector sumirse de lleno en su discurso. Y comprarlo ciegamente.

El elemento disruptor

En medio de esta marejada de pensamientos, aparece Mike, el cognum puro. Una especie de super computador, muy al estilo de Jane en la Saga de Ender, que concibe la existencia de la humanidad como un enorme juego en el que divertirse.

Su participación en el devenir de los acontecimientos resulta tan crucial como interesante desde el punto de vista ideológico: uno se pregunta hasta qué punto situaciones que se dan en la novela no se están produciendo ya en la actualidad.

Una historia conocida y un final que invita a reflexionar

Lo que sucede a lo largo de la novela tiene muchas similitudes con muchos capítulos históricos conocidos. El desenlace, como no puede ser de otra forma, también. Pero es la contextualización de la historia la que obliga al lector a realizar un ejercicio de reflexión. A hacerse preguntas para las que ya consideraba tener una respuesta clara.

Resulta que no.

Que quizá sí que estemos condenados a repetir nuestra historia.

Una y otra vez.

Nota: 8/10

Reseña: Fuego y Sangre (George R.R. Martin)

Decía Camilo José Cela que la literatura es una carrera de antorchas. En cada generación se lleva el testigo hasta donde se puede y ahí se le entrega al escritor de la etapa siguiente

A George R.R. Martin bien puede otorgársele el honor de haber recogido la antorcha que dejó en su día Tolkien al revolucionar el género de fantasía épica.

Una Canción de Hielo y Fuego se eleva por encima de sus contemporáneas como la gran saga de novelas de fantasía épica tras El Señor de los Anillos. No es poco si se tiene en cuenta que las aventuras de Frodo y el Anillo han influido en toda una generación de lectores, han hecho renacer a un género que parecía empeñarse en alejarse del gran público y han terminado cerrando de forma magistral su ciclo con la trilogía cinematográfica de Peter Jackson. (De lo que sucedió con El Hobbit y su esperpento de adaptación hablaré otro día).

Martin ha conseguido entrar en ese selecto grupo de escritores capaces de darle lustre a todo un género y propiciar una nueva primavera literaria. Lo logra transformando la narrativa y llevándola por caminos más oscuros, donde la condición humana se presenta sin tanto artificio: más madura y adusta, más real. La clave de su éxito es, en parte, ese mensaje implícito de que todos nos corrompemos con el poder, que la frontera entre el bien y el mal nunca estuvo clara.

Pero ese éxito también entraña sus riesgos. Da pie a escribir por las razones equivocadas y da lugar a obras mediocres.

Fuego y Sangre (Noviembre 2018, George R.R. Martin, Editorial Plaza & Janes) es una de ellas. Escrita como una especie de antología de los hechos sucedidos en Poniente unos 300 años antes del inicio de Una canción de hielo y fuego, es un repaso de la ascensión y la caída de la Casa Targaryen desde la llegada de Aegón el Conquistador a las costas de Rocadragón.

Como concepto apuntaba maneras, pero hay dos cosas muy evidentes una vez terminas el libro. La primera se hace palpable al pasar las primeras páginas: la novela no la ha escrito George R.R. Martin. Tal vez haya colaborado. Quizá haya definido las líneas maestras de la historia. Pero esto no lo ha escrito él. La segunda se va construyendo a la par que el propio relato: Fuego y Sangre está cualitativamente tan lejos de la saga principal que no debería ocupar el mismo estante en las librerías. Por respeto.

Que un libro de Martin se termine haciendo tedioso ilustra perfectamente lo que quiero decir. Sí, es el mismo Martin que no deja títere con cabeza en Tormenta de Espadas o que te sumerge en las tumultuosas horas en Desembarco del Rey cuando el Gorrión Supremo toma el control de la ciudad. Ese mismo escritor nos embarca esta vez en una aburrida historia de reyes que guerrean, de sucesores que conspiran y de herederos que nacen y mueren de forma constante y plana. Más allá de lo que se relata en lo que se conoce como la Danza de Dragones y que hace que la historia recobre la compostura brevemente, el libro es una suma anodina de hechos intrascendentes, de personajes que brillan por su nula profundidad y de una ausencia total de hilo conductor.

A los fanáticos de la saga les saciará un poco las ansias de historias de Poniente hasta el estreno de la última temporada de la serie televisiva.

A los pocos que no conocían la saga, dudo que les enganche en absoluto leer esta novela.

Totalmente innecesaria.

Nota: 5/10