Blog personal de Sergio Madrigal donde encontrar textos sobre ciencia y tecnología, psicología, cine y literatura y quizá alguna cosita más.

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Crónica de un desastre anunciado

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Tenía que pasar.

Analizas un poco con calma lo que ha sido esta temporada y la suma de las últimas tres y en realidad el resultado era bastante previsible.

Llegada.

Cuando aterrizó en Madrid hace tres años, José Mourinho venía con un objetivo muy claro: derrocar a uno de los mejores Barças de todos los tiempos. Tres años después lo que parece el declive futbolístico del Barcelona no se ha producido gracias a la aparición de un Real Madrid todopoderoso sino al paso inexorable del tiempo para su cerebro y corazón: don Xavi Hernández.

Todos recordamos como la euforia de la llegada del «Special One» dejó paso a una vergonzosa manita en el Nou Camp. A Piqué levantando la mano y lo que vino después.

Y se lo perdonamos.

Creímos que sería capaz. Tenía los mimbres: 300 millones y pico de euros después. Era un «winner». Lo iba a conseguir.

Gestionó un cúmulo de derbis rebajándolos a partidillos callejeros donde se veía más a Pepe y a Alves que a Cristiano o a Messi. Donde incluso el ambiente de la selección española peligró hasta el punto que Iker, y aquí quizá empezó a labrarse su porvenir con el luso, tuvo que llamar a Xavi y arreglar las cosas con él como se arreglan las cosas entre amigos.

La Copa.

Después de unos cuantos descalabros más llegó la final de Copa. Y ahí se vio lo que buscaba Mou. Un Madrid físico, rápido, preciso como un estilete, que fue capaz de ganarle a un Barcelona todavía en la cima gracias a un gol del portento que es Cristiano capaz de correr y saltar a los cielos de Mestalla después de más de 100 minutos de partido.

Todos creímos que había llegado el momento. ¡ Ahora sí ! La Décima era el objetivo. Y ese objetivo nos cegó. No vimos cómo José vilipendiaba los valores más profundos de un club que debe estar siempre por encima de sus trabajadores. No vimos cómo usaba al Real Madrid como plataforma publicitaria, como palestra donde ladrar sus miserias y sus pataletas, sus envidias y sus rencores. Pensamos que lo hacía por proteger a sus jugadores. Por centrar el foco en él en lugar de en ellos. Nos equivocamos.

La Liga.

Y llegó la Liga de los 100 puntos. Nos quedamos a las puertas de la final de Champions, sí, pero ganamos la Liga con la mayor cantidad de puntos de la historia. Y eso nos bastó. Nos volvimos a decir: el año que viene cae la Décima. El primer año la Copa, el segundo la Liga, era sensato suponer que éste sería el año de «la orejona». Y nos volvimos a poner la venda en los ojos.

Ese Madrid imbatible empezaba ya a mostrar serias carencias: carencias en defensa y en creación de juego y sólo un Cristiano al que injustamente su carácter y su mala publicidad le han privado de más títulos personales mantenía a flote el barco. Así que no quisimos ver que el Madrid jugaba como un equipo pequeño, como jamás debería jugar el Madrid, al contraataque. Sonreías al escuchar «es el mejor contraataque del mundo» como si se tratase de un halago en lugar de una seria advertencia.

La nada.

Hasta que entramos en 2013, el año en el que todas las circunstancias han confluido hasta llegar a este punto ya insostenible. El Madrid vagabundeó en liga siendo una sombra barata de lo que había sido. El contraataque sólo sostenido por Cristiano no era suficiente. Di Maria  tras su renovación sólo dio algunos destellos del jugador que apuntaba maneras. Özil era incapaz de aguantar un partido de 90 minutos. Modric estaba adaptándose. Alonso cada vez podía menos y el Madrid lo necesitaba más. La defensa hacía aguas. Y, lo que clamaba al cielo, el Real Madrid, el de los más de 400 millones de euros de inversión en jugadores, no tenía delantero centro.

Aquí aparece Mourinho y su circo. Algo debió pasar en el vestuario y decidió tratarlo a su manera: públicamente. Se cargó a Casillas y en su lugar puso a Adán con una explicación que sólo se creía él y que aplaudían sus acólitos justificando lo injustificable. Luego la fortuna, que a veces es caprichosa, se alió con él y la lesión de Iker precipitó el fichaje de Diego López. Destronado el santo y seña de el Madrid de los últimos 10 años, empezó a cargar contra otros jugadores conforme le parecía.

Hizo de la desgana su bandera y de Karanka su palmero. Quién te ha visto y quién te ve Aitor. Difícilmente te sentarás otra vez en el banquillo del equipo que tanto defendiste como jugador una vez larguen a tu amo.

Dada la Liga por perdida y con la Copa en el limbo, el Madrid se centró en la Champions. Tras una primera fase irregular fue pasando de ronda gracias a los pocos problemas, salvo ese Manchester al que nos tuvimos que cargar con uno menos, que los equipos le presentaban.

Dortmund fue nuestro Oktoberfest. Llegamos henchidos de ese orgullo que nos sale a veces cuando escuchamos «La Décima», pensando en una posible final contra el Barça y salimos emborrachados de buen fútbol, pero no del nuestro. Salimos con cuatro goles en la espalda, la cara pintada, y otra vez apelando al «espíritu de Juanito», que en 28 años que tengo rara vez ha dado resultado. Tampoco lo dio esta vez.

El fin del ciclo de Mou.

Con la Rúa del Barça campeón de liga todavía reciente en los noticiarios anoche era el momento de salvar una temporada insalvable. La Copa de SM el Rey era un arma de doble filo. Si el Real la ganaba se la infravaloraría por considerarla un trofeo menor. Si la perdía se magnificaría por ser en el Bernabéu y frente al Atlético.

Y volvió a montar el Circo. Con una defensa en la que sólo un Ramos lesionado podría salvarse. Poniendo a Alonso de mediocentro defensivo y con el Benezma más desmotivado que se recuerda en años, el Madrid le plantó cara al «mejor Atlético» de los últimos tiempos que venía de perder en el Bernabéu en uno de los partidos más horrorosos de este año.

Ese es el momento justo en el que toda una temporada, los mensajes, los comentarios, los gestos, el ambiente, pasan factura. Y de aquellos barros, estos lodos. Como muestra el descanso de la prórroga, con un Atlético ganando unido en una piña y un Madrid, sin Mou expulsado ya, cada uno a su aire.

Se consumó el desastre. El Madrid perdía la Copa frente al Atlético en el Santiago Bernabéu. Ya tienen los colchoneros para otros 20 años de desdichas. Lo doloroso fueron las formas. Ver al Madrid desquiciado, volviendo a apelar a la épica. Con Cristiano incontrolable en la caseta antes de tiempo y  el entrenador anfitrión sin subir a felicitar al vencedor. Ese no es el Real Madrid Club de Fútbol.

El de ahora es un equipo roto. Incapaz de saber a qué juega. Marcado por un técnico que suple su falta de liderazgo con un exceso de camorrismo. Que intenta compensar su evidente incapacidad de jugar un fútbol vistoso con kilos y kilos de músculo. Anoche las vergüenzas del «Special One» quedaron expuestas ante más de 80.000 seguidores en vivo y unos cuantos millones más por televisión.

Ahora Mou dice que la temporada es un fracaso mientras cierra la maleta con destino a las islas británicas, allí donde tanto le desean que no están dispuestos a pagar ni un duro por él. No, querido José, el fracaso eres tú.

Cambio de estrategia con PS4

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Leo en bastantes páginas especializadas del mundo del videojuego dos noticias que aunque a priori no tienen mucha relación entre sí, en realidad son causa y consecuencia.

Por un lado Sony ha presentado este año un balance económico positivo por primera vez en unos cuantos años. Está claro que conviven muchos factores económicos, sociales y estructurales que han llevado al gran marca nipona a entrar en pérdidas en años consecutivos pero uno de esos factores, sin lugar a dudas ha sido su videoconsola: la Playstation 3.

En su día, cuando se lanzó en 2007, fuentes de Sony aseguraban que se perdían entre 40 y 50 dólares por unidad vendida. El objetivo fundamental en esa época por parte de Sony era introducirse en el mercado en el que XBOX le llevaba cierta ventaja aún a costa de poner en riesgo sus balances económicos anuales.

Este sobrecoste, siempre según Sony, se produce debido a que se emperraron en desarrollar una tecnología propia para PS3 basándose en una arquitectura a medida: los procesadores Cell. Esto llevó unido, además de un desembolso importante en desarrollo, una dificultad añadida para los desarrolladores que tenían que trabajar con el kit de Sony.

No ha sido hasta años después, con un parque inmenso de videconsolas en los hogares de todo el mundo cuando Sony ha empezado a rentabilizar el hardware de la PS3.

Parece, sin embargo, y aquí viene la segunda noticia, que no están dispuestos a repetir los errores del pasado y han afirmado que la Playstation 4 no generará pérdidas desde que comience su distribución. Gracias en parte a que ya disponen de una infraestructura dedicada y una inversión amortizada con la Playstation3, pero sobretodo porque han decidido que partes del hardware de su nuevo sistema sean desarrolladas por terceras empresas con las que han llegado a acuerdos abaratando así el coste final del producto.

Lo realmente interesante de esta situación es comprender el movimiento estratégico que ha realizado Sony. Es mucho más rentable abrirse a la posibilidad de convenios con terceros que nos proporcionen partes de nuestro producto. Por un lado porque seguro que una empresa especializada en el desarrollo del componente A tendrá un proceso mucho más eficiente y con unos resultados mejores que si tenemos que empezar nosotros a desarrollarlo, por otro, porque dado que dispondrán de una fuerte estructura de negocio, su coste será mucho menor.

Sinergia, lo llaman.

Primer trailer de El Juego de Ender.

Conforme se acerca la fecha señalada, 1 de noviembre de este año (en USA), empezamos a conocer más sobre lo que puede ser uno de los estrenos de este 2013. Lo que tenemos ahora es el primer tráiler de la película.

El Juego de Ender, como os comentaba hace unos años, es la primera novela que Orson Scott Card le dedica al joven Ender Wiggin y a su lucha contra la invasión de los insectores. La adaptación cinematográfica pinta espectacularmente bien con actores de la talla de Harrison Ford o Ben Kingsley y en este primer aperitivo podemos empezar a disfrutar de sus impresionantes escenas de acción.

Larga se va a hacer la espera.

 

Dejemos la ceguera

IF

Mourinho es un impresentable.

Muchos conocéis mi afición por el fútbol y, en especial, por el Real Madrid. Sin embargo, mi raciocinio está todavía por encima de mi cariño por el color merengue.

Luego puedo tratar de explicar que lo hace por concentrar el foco mediático en él y no en sus jugadores, por restar presión, que es un gran entrenador a pesar de eso, los títulos le avalan y un sinfín de argumentos que todos nos sabemos ya. Pero pese a todo esto, Mourinho sigue siendo un impresentable.

Si tu filiación hacia un equipo de fútbol te impide ver algo obvio tienes un serio problema. Porque por encima de todo está la cordura y la razón.

Mucho más peligroso se convierte todo esto cuando cambiamos el entorno y nos rodeamos de idearios políticos.

Leo con profundo estupor día tras día a personas defendiendo ciegamente a los integrantes del Madrid – Barça en el que se ha convertido lamentablemente nuestro sistema político. Les dan igual los sobres de Bárcenas, la Gürtel en Valencia, los EREs de Andalucia, porque siempre tienen a mano los suficientes argumentos: tú lo hiciste peor, la culpa es tuya, con qué cara vienes a reprocharme algo cuando tú…

Si analizamos detenidamente cada uno de esos «argumentos» ninguno sostiene una defensa sobre aquello sobre lo que se exigen cuentas. El hecho no cambia.

Pero lo que es todavía más preocupante es ver a los jóvenes que deberían estar planteando el cambio, sumarse al discurso oficial que sólo busca mantener ese bipartidismo endémico que nos está llevando hacia el desastre.

Nosotros, los jóvenes, somos la llave del cambio, el paso hacia adelante en pos de la aventura de lo desconocido sin el miedo que asola a los que se apoltronan en su sillón de cuero. Somos la voz que debe denunciar la ignominia, la hipocresía, que debe luchar por la justicia y por la verdad. Si precisamente nosotros preferimos la ceguera a la razón, el amor irracional a unos colores antes que asumir la realidad y tratar de resolverla, entonces poca esperanza en el futuro nos queda.

Las ventas de canciones digitales caen por segunda vez en la historia.

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Aunque es probable que no tarden en achacar esta caída a las descargas ilegales, lo cierto es que tras unos cuantos años de bonanza económica en el mundo de la música digital parece que, al menos, la situación está empezando a cambiar de tendencia.

Digital Music News y Nielsen SoundScan han publicado sendos artículos en los que corroboran con datos que este principio de 2013 se ha vuelto a producir una caída en el total de ventas de canciones digitales. Es una caída leve, estamos hablando de un 2%, pero es significativo por lo que puede representar.

En un ecosistema como el de Internet en el que inexorablemente nos dirigimos hacia un almacenamiento en la nube (Dropbox, Google Drive, SugarSync, Mega) parece que el grueso de los consumidores de música digital están cambiando su forma de consumirla: están dejando atrás el concepto de descargar y almacenar en el dispositivo para comenzar a disfrutar de la música directamente desde la fuente mediante streaming de medios (Spotify es el ejemplo más conocido).

Esto deja a las jurásicas discográficas en una situación quizá todavía peor que antes. Si plataformas similares a Spotify empiezan a proliferar y con ello arrastran a caídas las ventas de los contenidos, gran parte de su negocio, el de vendernos el continente (en formato físico o digital) podría verse seriamente comprometido.

Eso sí, que quede claro que la culpa de todo la tienen los malditos piratas.

Vía | GenBeta

La libertad

Nos despertamos y casi desde ese mismo instante nuestro entorno nos bombardea:

– Los anuncios nos dicen qué consumir.

– Los diarios nos dicen qué pensar.

– La radio nos dice qué bailar.

– La gente nos dice qué está bien, qué esperan de nosotros.

Vivimos en una sociedad donde todo está enlatado y prefabricado para ser directamente consumido. Donde la realidad viene impuesta por modas que nacen en algún despacho y que asimilamos como nuestras. Donde la voz autorizada no es sino el murmullo de decenas de miradas agazapadas.

¿Dónde radica nuestra libertad?

La libertad surge de nuestra visceralidad, de nuestra capacidad de hacer, decir, comprar, bailar, escribir lo que nos rote de los santos innombrables «a pesar» del mundo.

Y entrecomillo a pesar porque esto es lo fundamental: a pesar de ellos, de los que son iguales, gotas idénticas en un mar movido por la inercia, de los que escriben lo que es políticamente correcto, de los que nos dicen qué hacer porque así se sienten importantes. El miedo a lo diferente les hace señalar aquello que no entienden.

Así que ríe, haz, grita, compra, escribe, siente y baila al son que marque tu estómago.

Ese es el camino hacia la libertad.

Crítica: Lincoln

blog_lincolnHablar de una película de Steven Spielberg con Daniel Day-Lewis como protagonista son palabras mayores. Uno sabe que lo que va a ir a ver al cine es algo de calidad.

Si además se junta que la música corre a cargo de John Williams y que, encima, entre los actores de reparto se encuentra Tommy Lee Jones uno se empieza a ilusionar.

Lincoln (2013) es el resultado.

Una película que pese a sus más de dos horas y media de duración se hace corta. Con la actuación sublime de su protagonista y una puesta en escena magnífica.

Pero hoy no vengo tanto a hablaros de las bondades de la película en sí, que son bastantes sino del poso de reflexión que deja una vez la has visto.

En Lincoln se nos narra el proceso de desarrollo y aprobación de la decimotercera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de América en medio de la cruenta Guerra de Secesión a finales del siglo XIX.

Esta guerra vino precisamente producida por la divergencia de opiniones entre los estados del norte y del sur acerca de la cuestión de la esclavitud.

Resulta verdaderamente interesante ver plasmadas opiniones que ahora mismo nos parecerían propias de bárbaros en personajes políticos históricos de no hace más de 250 años.

«Homo homini lupus» [http://es.wikipedia.org/wiki/Homo_homini_lupus] decía Hobbes y durante los miles de años que el ser humano ha poblado la tierra, para nuestra desgracia, así ha sido.

Somos un lobo para nosotros mismos. En nuestro interior radica el mayor de los bienes pero junto a él se esconde el más peligroso de los males. Es complejo entender el proceso que lleva a un ser humano a dar rienda suelta a esos instintos tan animales en contra de elementos de su misma especie.

Entiendo que habrá muchos estudios psicológicos que profundicen en la materia y sean capaces con mayor o menor tino de explicar esta cuestión. Aún así, sigue siendo un problema sin solución sencilla.

Lincoln nos muestra una sociedad racista, machista y corrupta.

¿Qué nos diferencia de ellos 250 años después?

Pues no penséis que mucho.

Sí, es cierto, hay un presidente negro en la Casa Blanca, la mujer tiene una integración social mucho mayor, y la corrupción, bueno, la corrupción es otro tema.

Pero aún así estamos todavía tremendamente lejos de alcanzar el grado de progreso que nuestra inteligencia superior, o al menos aparentemente superior, se merece.

Todavía tendemos a despreciar lo ajeno, a temer lo que desconocemos, a volcar nuestras iras en aquellos que son «diferentes» a nosotros: las mujeres no deberían trabajar, los extranjeros no deberían venir, la culpa de todos los males la tiene el que no es como yo.

Todo es una cuestión de responsabilidad. Responsabilidad humana. Saber que nosotros y sólo nosotros somos los responsables de nuestro destino. Que cuando echamos la culpa a las circunstancias, al de al lado por ser diferente, a la de enfrente por no ser como yo, sólo estamos demostrando la cobardía propia del débil.

El problema, y ese es el poso reflexivo del que os hablaba, es que para alcanzar el progreso que nos lleve a una situación ideal necesitamos el consenso, necesitamos llegar a él a partir de nosotros mismos, todos y cada uno sin distinción.

Es la esencia de la democracia. Del valor de la mayoría. Del poder de la igualdad.
Me pregunto si llegará el día en que esa mayoría deje de ser débil y cobarde y se convierta en la poderosa herramienta de la humanidad para alcanzar su cénit como civilización.

La sociedad y Rafa Mora

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Ayer fui uno de los cuantos que se escandalizó al ver el reportaje especial de Callejeros: «Tetes y tetas» que ponía de relieve la creciente oleada en la sociedad valenciana de hombres y mujeres cuyo único objetivo vital era el culto al cuerpo con la superficialidad por bandera.

Escuché verdaderas barbaridades: «…acostarse leyendo un libro es de peleles… » o cosas del estilo.

Sin embargo hubo algo que me hizo parar un segundo y reflexionar.

El famoso Rafa Mora (famoso por un programa de televisión que ensalza precisamente los valores que os comentaba al principio) era entrevistado en medio de una discoteca y soltaba esta frase para la posteridad: «Me siento súper orgulloso de que hayan chavales que les haga más ilusión ser Rafa Mora que estudiar y ser abogado». Obviando el tufo de prepotencia desmesurada que debería ser causa de estudio psicológico, lo que me hizo reflexionar fue que en realidad esa frase tiene todo el sentido del mundo y es tremendamente cierta.

Cualquier sociedad a lo largo de la historia se ha comportado como un organismo vivo eficiente: deshecha aquellos componentes que no le resultan útiles y productivos y fomenta aquellos que sí. Es una cuestión de supervivencia de la propia sociedad y desde los albores de los tiempos, sin este comportamiento, la humanidad habría dejado de existir.

Así pues, ¿qué utilidad pueden representar los Rafa Mora del siglo XXI? fue lo siguiente que me pregunté. Esa respuesta es sencilla: son los payasos, los bufones de esta nueva era. Son motivo de chanza, de comentarios entre risas en cualquier momento, de acaloradas discusiones sobre si son una nueva especie en la que ha habido un retroceso evolutivo… Son los que nos divierten.

En la Edad Media se dedicaban a hacer cabriolas y permitir que se les lanzase comida para deleite de las clases opulentas. Ahora, en una sociedad tan globalizada como la nuestra, su humillación es pública.

Mientras esos abogados, ingenieros, médicos, esos «peleles» se dedican a construir con sus manos un futuro mejor y a dejar en el legado de la humanidad su orgullosa firma del progreso, Rafa Mora y sus lamentables imitadores hacen de su dignidad su negocio.

Muchos me dirán que sí, pero que bien que viven a todo tren, que la cantidad de dinero que ganan, que ya nos gustaría a muchos, que esto es fruto de la envidia que les tenemos…

Pues mirad, a mi no me produce ninguna envidia. Es muy posible que muera sin ser famoso (si mi plan de gobernar el mundo fracasa), pero al menos intentaré hacerlo con la dignidad intacta. Y eso no lo paga todo el oro que pueda dar este mundo.

Mientras ellos, que sigan haciendo el payaso.

Propósitos para 2013

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Y ya volvemos a estar aquí, un año después, revisando un poco cómo ha terminado este 2012 y planificando lo que queremos que sea el 2013.

Analizando la lista de propósitos de este 2012 podríamos decir que, en líneas generales, el resultado es positivo.

Aunque sigo sin ser del todo puntual, he mantenido un ritmo más o menos continuo de ejercicio, he conseguido superar las 20 libros leídos este año, ya soy todo un señor CCNP, he estado hace relativamente poco visitando la Toscana, y bueno, creo que mi inglés ha mejorado con respecto al año pasado.

En la parte del debe están los proyectos por terminar, que han crecido durante este 2012 y que deben tener una continuidad en 2013 y, sobretodo, esa sensación de tomarme la vida en momentos críticos con mucha más filosofía de lo que me la he tomado este año.

Así que aquí van los nuevos propósitos para este año 2013:

1. Disfrutar de la vida. Es el primero porque es el más importante. Este 2012 ha tenido momentos geniales y momentos bastante complicados que me han llevado a la conclusión de que estamos en este mundo para disfrutar de cada uno de los momentos que nos brinda la vida rodeados de la gente que queremos.

2. Crecer cultural y profesionalmente. Uno de los leitmotivs de la vida es, sin lugar a dudas, la percepción de crecimiento personal. Y esto en gran medida se consigue mejorando tus capacidades y tus aspiraciones. Este año que empieza va a ser importante en esto y por ello quiero formarme incansablemente desde el día 1.

3. Mens sana in corpore sano. Quiero tener un equilibrio mental/físico que me lleve a cumplir el primer objetivo con garantías. Por eso quiero imponerme una disciplina deportiva mayor de la que ya tengo y seguir a rajatabla el ruego:

«Señor dame fuerza para cambiar aquello que pueda cambiar, la serenidad necesaria para aceptar aquello que no y sabiduría para comprender la diferencia».

4. Leer 50 libros.

5. Tocar 12 piezas de piano. (1 al mes).

6. Visitar un nuevo país.

7. Certificarme. Conseguir el pleno de CCNAs y quizá el CCDP, amén de otras certificaciones: inglés, Juniper, VMWare, Microsoft…

8. Concentrarme para llevar el blog/redes sociales/proyectos personales al día.

9. Concluir con éxito uno o varios proyectos profesionales.

10. Ser capaz de hacerlo todo y sentirme bien con cada cosa que hago. En definitiva: ser feliz.

Sí, entiendo lo que estaréis pensando, pero en lugar de creer que he apuntado demasiado alto, tengo la sensación de que este 2013 debe ser un año en el que ser ambicioso. En el que marcarse objetivos que verdaderamente supongan un desafío, con la esperanza de acabar habiéndolo, al menos, intentado con todas las fuerzas.

 

Repaso a 2012: Libros leídos.

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Este año, con la llegada del Kindle a mi vida he aumentado notablemente el número de libros leídos durante este 2012.

Provisionalmente y, a falta de que aparezca alguno más por ahí escondido, esta es mi clasificación de los libros que he leído este año.

  1. El temor de un hombre sabio – Patrick Rothfuss. 
  2. Tormenta de espadas – George R.R. Martin. 
  3. Fundación. – Isaac Asimov
  4. Fundación e Imperio. – Isaac Asimov.
  5. Segunda Fundación. – Isaac Asimov.
  6. El Hobbit. – J.R.R. Tolkien.
  7. La voz de los muertos. – Orson Scott Card.
  8. Ender, el Xenocida. – Orson Scott Card.
  9. El Alquimista – Paulo Coelho.
  10. Los renglones torcidos de Dios – Torcuato Luca de Tena.
  11. Entre costuras. – María Dueñas.
  12. Los hijos de Húrin – J. R.R. Tolkien & Christopher Tolkien.
  13. El Caballero Errante – George R.R. Martin.
  14. Los Juegos del Hambre – Suzanne Collins.
  15. El Monje que vendió su Ferrari – Robin S. Sharma.
  16. ¿Quién se ha llevado mi queso? – Spencer Johnson.
  17. Assur – Francisco Narla.
  18. Steve Jobs – Walter Isaacson.
  19. En llamas – Suzanne Collins.
  20. Sinsajo – Suzanne Collins.

El primer y el segundo son en realidad el mismo puesto ya que es muy difícil decidir entre la segunda parte de la historia de Kvothe o las aventuras en Poniente con los Stark, Lannister, Baratheon y demás.

No me cabe duda, sin embargo, que el último puesto es bastante merecido al final de la trilogía de «Los Juegos del Hambre».

Al final ha salido un número redondo: 20. Espero superarlo el año que viene.